(Informe Especial).
Los barranqueños no debemos olvidar que el ex presidente Álvaro Uribe nombró, en septiembre de 2002, como miembro principal en la Junta Directiva de Ecopetrol al ex congresista, Carlos Higuera Escalante, quien al poco tiempo resultó comprometido penalmente y posteriormente condenado por la justicia colombiana por sus vínculos con las Autodefensas, en particular, con el desmovilizado jefe paramilitar Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez.
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Para no perder la memoria.
Han pasado 2 años que el ex presidente Álvaro Uribe dejó el poder y parece que no ha tenido un solo día de sosiego por culpa de sus enredos antes y después de ser presidente.
Como si no fuera suficiente con las peleas que continuamente caza con el presidente de Venezuela Hugo Chávez, con el presidente Santos y con todo aquel que se le atraviese, ahora su máximo edecán de seguridad resultó entregándose a las autoridades norteamericanas por vínculos con grupos paramilitares y de narcotraficantes.
¡Qué vergüenza para Colombia y para el mismo ex presidente Uribe!
Sin embargo, Uribe ha demostrado que ni siquiera se inmuta con estos acontecimientos, por el contrario trata de defenderlos a ultranza y cuando ya no hay remedio pasa de agache o trata de crear cortinas de humo para distraer a la opinión pública. El problema es que la gente ya no le cree, sin embargo sigue convencido de lo contrario.
Desde los comienzos de su primer gobierno le surgió el primer impase con Fernando Londoño, el famoso «héroe de Invercolsa», quien nunca devolvió los dineros que obtuvo en forma fraudulenta haciéndose pasar como trabador de Ecopetrol. Y ni se diga de la quiebra del Banco Andino, en donde Fernando Londoño defraudó a más de 600.000 usuarios. No obstante Uribe lo mantuvo hasta cuando ya no pudo más y ahora define a Londoño «como un ejemplo viviente para la democracia y estorbo para el narcoterrorismo».
Después vino un rosario de acontecimientos nefastos para nuestro país que de seguro los colombianos de bien no olvidarán jamás.
Tenemos el caso de Noriega, jefe del DAS coautor de las chuzadas a la oposición y a la Corte Suprema de Justicia.
Más tarde la otra ex directora del mismo organismo, Maria del Pilar Hurtado, quien huyó a Panamá por sugerencias del mismo Uribe.
Así mismo salieron salpicados, Andrés Felipe Arias (su Ministro de Agricultura); Luís Carlos Restrepo, (su Comisionado para la Paz), Diego Palacio Betancourt (su Ministro de Salud) y Sabas Pretelt de la Vega (ministro del Interior y de Justicia) por compra de votos para la reelección en el sonado caso de la ‘Yidispolítica’.
Como si esto no fuera suficiente, ahora el hombre más cercano a la Casa de Nariño, el encargado de la seguridad del presidente, el que no lo deja un instante sale asociado con la oficina de Envigado, con los «purasangres» del narco paramilitarismo.
Lo anterior, sin contar con el prontuario de su primo, Mario Uribe, ex congresista condenado por nexos con el paramilitarismo.
Lo peor es que Uribe dice que todo fue a sus espaldas. Qué peligro.
Preguntas.
¿Dónde estaban los organismos de contrainteligencia y los organismos de control para escudriñar la hoja de vida del entonces Coronel Santoyo?
¿Qué hizo Uribe sino promover a Santoyo a general, embarcando de paso al Congreso?
Ahora, en vez de darle la cara al país y responder por su responsabilidad frente a toda esta tragedia, por el contrario sale a criticar al presidente Juan Manuel Santos porque supuestamente anda haciendo gestiones para un posible acercamiento con las guerrillas en un eventual proceso de paz, como si buscar la paz fuera un pecado y no un derecho y un deber de un gobernante.
Desde hace varios años, el gobierno de los Estados Unidos ha venido recopilando información sobre el paramilitarismo en Colombia y su relación con la clase política.
Son muy pocas las pruebas directas y reales que comprometen al ex presidente Uribe con los paramilitares, una de ellas es este video que se filmó con representantes del paramilitarismo en Barrancabermeja, justamente, cuando Uribe se hallaba en campaña política en plena zona del Magdalena Medio.
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