«Si se puede vivir y entregar la vida como el Señor Jesús». (Monseñor Jaime Prieto Amaya)
Con la llegada de Monseñor Jaime Prieto Amaya a la Diócesis de Barrancabermeja, hubo transformación en la vida pastoral de esta Iglesia Particular de su Diócesis amada.
Fueron muchos los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que caminaron en la construcción, ejecución, evaluación y retroalimentación del PLAN DE RENOVACION DIOCESANA DE EVANGELIZACION (PRDE), con una fase diagnóstica que dio como resultado el trabajo por el más necesitado y ha comprometernos desde una Espiritualidad de Comunión con este Pueblo de Dios.
El plan pastoral vinculó a niños, niñas, jóvenes, familias, organizaciones sociales, movimientos apostólicos, sindicatos y muchos sectores que sintieron el llamado y la vocación a servir desde cada una de los campos en que se ejercía el trabajo pastoral, social, económico y político.
Ministro de Dios que dejó una gran huella en la región del Magdalena Medio por la mirada social y espiritual que daba al trabajo pastoral, recorriendo cada una de las regiones que conforman esta zona y que con su carisma hizo que la feligresía le acompañara en los actos, actividades y celebraciones donde participaba con alegría; hombre-sacerdote al servicio del pueblo de Dios, estuvo muy de cerca de los más necesitados.
Comprometido con la situación social de la región, fue un interlocutor que supo manejar muchas situaciones con sabiduría, no se dejó vencer por el miedo, siempre sentía la presencia del Señor en los momentos más difíciles donde participó como mediador en el conflicto armado.
Pastor cercano a su clero y a los agentes de pastoral, siempre con una sonrisa y un trato amable, motivando a vivir la espiritualidad de comunión, preocupándose por la formación humana, social y espiritual.
Como asesor espiritual escuchaba con atención para dar la orientación pertinente, haciendo acompañamiento a las situaciones personales y particulares de quien acudía a un buen consejo.
Pastor que vivió muchas situaciones difíciles en la región por el conflicto que se dio en su momento pero siempre tuvo una palabra alentadora para este pueblo de Dios, en medio de la desesperanza y dificultades; saliendo avante con el apoyo de los sacerdotes y laicos vinculados a las diferentes áreas sectoriales del PDRE.
Caminó durante 15 años al servicio pastoral en la Diócesis de Barrancabermeja, tierra que lo acogió con cariño y alegría, se caracterizó por acompañar las marchas campesinas, el foro social, el espacio de trabajadores y yrabajadoras de derechos humanos, las celebraciones del 1 de mayo, el recordar cada 16 de mayo la masacre de 1998, y también recordar la masacre del 28 de febrero de 1999, fue un defensor de los derechos humanos y de la dignidad humana.
Pastor amigo, acompañó espiritualmente en muchos momentos de la vida, en el crecimiento espiritual, en un buen consejo, en orientaciones al servicio que se ofrecía desde el área de la pastoral sectorial, fueron muchos los momentos que compartió con la familia educativa, donde se conversaba sobre la construcción del tejido social con la población que se atendía siempre con esperanza de ver un mejor futuro y un horizonte claro para los niños, niñas y jóvenes acompañados de los maestros y maestras de la región, siendo – Monseñor – un hombre impulsor de la paz en la región del Magdalena Medio.
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VILMA GONZALEZ BAENA, Pastoral Educativa
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