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Mi homenaje a María Teresa Serrano Vásquez.

Por: Carlos Iván Miranda Ortiz.

 

Trato de recordar el día en que la conocí, pero no lo tengo claro en mi memoria, ¿quizás en casa?, ¿en alguna reunión familiar?, ya no importa; aquella delicada y pequeña mujer, amorosa, de muy buen humor que nos sorprendía, nos hacía reír a todos con sus picaros comentarios, escudriñando la vida de todos.

 

Indiscreta? Nunca! Hoy, mirando hacia atrás, entiendo con claridad, que cuando a su vida llegaba alguna persona, que le agradaba, que despertaba sus afectos, quería conocerla profundamente, en sus virtudes, alegrías y triunfos, para alegrarse y regocijarse con ella; en sus defectos, tristezas y dificultades, no para juzgarla, ni entristecerse por sus fracasos, sino para apoyarla, motivarla, sacarla adelante, alegrarla, rescatar sus virtudes y tratar de corregir sus defectos con sus consejos y respaldo; esa era su vocación, la solidaridad y el afecto, servir a los demás, apoyarlos y defenderlos.

 

Recuerdo con claridad, el año en que comencé a trabajar junto a ella, 2004, en la administración municipal, apoyando la gestión jurídica de quien se convertiría en su buen amigo Edgard Cote Gravino (q.e.p.d.), ya pensionada de la rama judicial, como Juez Penal del Circuito, me contaban; en ocasiones, siendo designada magistrada encargada del Tribunal Superior de Bucaramanga, Sala Penal, según decían, en reconocimiento a su labor como Juez, reflejada en sus fallos y sentencias, de alta calidad jurídica y objetividad, como se debe aplicar la Justicia.

 

En 2004 conocí a la abogada María Teresa Serrano Vásquez, la ex Juez, la que la precedían sus credenciales, su trayectoria, su hoja de vida, su carrera meritoria; me encontré con una mujer la cual creí que era otra distinta a la que ya conocía, dura, recia, autoritaria, de carácter fuerte, imponente, una autentica y verdadera «Dama de Hierro», parecía indestructible, llegué a pensar que no era la misma, pero estuve por un momento equivocado; si era ella María T, la misma mujer que ya conocía, que les describí, con el tiempo lo tuve claro.

 

Nunca quiso despojarse de su toga, la que Dios le autorizó llevar en su nombre, para impartir justicia, para hacer el bien, para proteger a su gente, para servir a su pueblo a su ciudad Barrancabermeja; era una batalladora, un soldado de la patria, y para ejercer como tal, debía permanecer en píe de lucha, portando su uniforme, sus armas poderosas, la balanza y la espada de la justicia, la constitución, la ley y su código penal su templo sagrado.

 

Quizás pocas personas saben lo que hizo por nosotros, por ustedes, por nuestra ciudad, pero no fueron pocos los peligrosos delincuentes que logró sacar de circulación, bandas completas de malhechores, malvados como dice mi hija Violeta; muchos de los cuales al sentir su mano firme y determinación, entendieron que quien los condenaba, para que asumieran el costo de sus equivocaciones y daños causados a la sociedad, lo hacía con la firme intención de ayudarlos a que cambiaran, a que se resocializaran, a que fueran mejores, pudiendo llegar a ser felices; nunca con la intención de destruirlos, esa era María T.

 

Durante 8 años, al transcurrir de dos administraciones municipales, se encargó de responder las acciones de tutela formuladas en contra de nuestro municipio, primero Edgard Cote depositó su confianza en ella, y le respondió con creces, el municipio de Barrancabermeja pasó de perder el 80% de las tutelas que en su contra interponían, a ganar el 90% de los fallos de tutela, con la gestión de María T, era brillante y justa! Las tutelas que perdía, como ella misma me contaba, no se podían ganar, porque era el derecho de los ciudadanos que nos les podía negar, y si había que perderlas, se perdían.

 

Esta exitosa gestión en resultados, fue bien valorada por el ex alcalde Carlos Contreras López,  quien a pesar de no conocerla, ni tener vinculo político o compromiso electoral alguno con ella, supo anteponer a esto, en beneficio de la ciudad, los principios de la Función Pública, y en una decisión sabia, dejó de lado los malintencionados comentarios y recomendaciones, de los detractores de María T, manifestándoles que «si había alguien mejor que la Abogada María Teresa Serrano, más joven, que asegurara al menos sus mismos resultados y que adicional a ello lo hubiese apoyado en su campaña, la trajeran y la contrataran, de lo contrario le debían dar continuidad».

 

Hasta el 2.011 se pudo mantener el éxito de la gestión de María T en la Administración Municipal, en defensa nuestra ciudad y de los derechos de sus ciudadanos, fue su manera de seguir impartiendo justicia estando ya pensionada, se negaba a retirarse definitivamente, a pesar de que su vulnerable y pequeño cuerpo, ya se encontraba frágil para enfrentar tan duras batallas; aun así, la fuerza de su corazón y el poder de su inteligencia, guiados por su noble espíritu, me hacían pesar que María T, debía seguir adelante, trabajando, sirviendo, impartiendo justicia, lo cual para ella no admitía discusión, hasta el último de sus días; y así fue.

 

En nuestra última conversación, tuve la oportunidad de compartirle algunas de las acciones que pensaba adelantar en contra de la corrupción, que actualmente aqueja a nuestra ciudad a su ciudad Barrancabermeja, y que tanto daño nos viene haciendo; como una madre sobreprotectora que aconsejó, me recomendó tener cuidado, pero a su  vez, se sintió orgullosa, porque su mejor alumno, el más necio, el más indisciplinado, el más impetuoso, el que más la defendió, y creo que uno de los más queridos por ella, le aprendió la lección, AMOR, TRABAJO, DISCIPLINA y JUSTICIA.

 

Solo me queda un sinsabor y un reto, y es tener claro que quienes la apartaron que su función en el Municipio, detrimento del interés general, de la justicia y del servicio público, con argucias y mentiras, tachándola de anacrónica y materialista, aún continúan en el poder, cometiendo arbitrariedades e injusticias, abominables actos de corrupción, pretendiendo oscurecer los caminos de luz trazados por esta ilustre profesional del derecho.

 

De una cosa estoy seguro, la energía no se destruye, se transforma, y la energía de María T, nunca que destruirá ni acabará.

 

A su amado “REY” como ella lo llamaba, su adorado esposo, mis más sentidas condolencias por la irreparable pérdida, son pocos los hombres que pueden decir en vida, que han conocido el verdadero amor de una mujer y Reinaldo Acevedo es uno de ellos.

 

A su hijo, su orgullo, la vida nunca será la misma en ausencia de nuestra madre, pero debemos seguir adelante, recordándola y representándola, desde el cielo nos estará acompañando, y solo esperaremos el día que volvamos a su reencuentro.

 

A María T, agradecimientos, miles de agradecimientos y decirle que algún día me gustaría ser como ella. 

 

 

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CARLOS IVAN MIRANDA es un abogado barranqueño, especializado en contratación en la administración pública.

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