Por: Guillermo Romero Salamanca.
Los periodistas nos encargamos de hacer noticias y un montón de noticias hacen un noticiero. Esos periodistas que uno veía tomando apuntes, que preguntaban, que buscaban la información, que tenían fuentes de alta fidelidad, se acabaron. Ahora no hay periodistas, hay comunicadores. El periodista hace noticias, el comunicador, comunicados.
Hace unas semanas Diana Calderón, directora de noticias de Caracol, les pedía a sus periodistas chivas, noticias y todos se quedaron mirándola como si les preguntaba que trajeran uranio o piedras del espacio.
Las escuelas de formación se dirigieron a la comunicación, porque les da más posibilidades a las futuras generaciones en oficinas de Comunicaciones de las empresas privadas y estatales, en lo que llaman «comunicación organizacional» y que se dedican a incrementar el free-press.
Si usted observa, por ejemplo, al Círculo de Periodistas de Bogotá, el de Cali o el de Medellín, sus socios son personas mayores.
A los periodistas los acabaron de varias maneras: por la violencia indiscriminada, por la falta de criterio de los gerentes de emisoras y medios y porque cogió carrera la práctica de los cupos publicitarios. Es decir, que se le paga al periodista, por los comerciales que consiga. Entonces son periodistas y vendedores de pauta.
¿Y cuál es la relación de los periodistas con la internet?
Ahora, en los medios de comunicación las noticias las bajan, sencillamente del internet, de las páginas oficiales, donde aún subsisten algunos colegas.
Ingresamos a la era del twitter, donde con 40 palabras se dice todo, especulando o anunciando, pero nada más.
La noticia tiende a desaparecer, los comunicados abundan y lo peor, el profesionalismo no se ve por ninguna parte.
Incluso en las salas de prensa se montan improvisados consejos de redacción de los periodistas de todos los medios, para definir a qué hora sale tal o cual noticia para no ‘chiviarse’ con los comunicados, como sucede hoy en día con los periodistas que cubren las informaciones desde las sedes gubernamentales.
El periodismo es visto hoy como «un oficio», descalificando formación universitaria y experiencia. Hoy el periodismo, nuestra pasión, es ejercida por cualquiera que por gusto o sin más opción decide entre ser Locutor o Periodista sin ninguna formación profesional.
Dolorosamente estamos frente a un medio improvisado en donde se compite no con colegas grandes, sino con aficionados que llegan por accidente o palanca para ejercer el periodismo. Me pregunto ¿en dónde queda la ética de los medios?
Hoy son más importantes «Los Caras Bonitas».
Da tristeza ver como los estudiantes solo desean ser presentadores o presentadoras. No les gusta leer y menos aun investigar y «el copy page» es la forma más fácil de presentar tareas. En este caso, la mejor universidad para formar presentadoras es una escuela de modelos.
En fin, parece que los verdaderos periodistas ya no existen.
