Corría el año de 1971, y el Instituto Técnico Superior Industrial aún funcionaba en una edificación de propiedad del municipio de Barrancabermeja, ubicada en la carrera 24 entre las calles séptima y octava del barrio INSCREDIAL, cuando tanto profesores y estudiantes de este plantel educativo, recibieron la noticia que deberían toman posesión de las nuevas instalaciones ubicadas en la carrera 28 frente al Barrio Galán.
Fue entonces cuando para principio del año de 1972, el Señor Marco Tulio García y su señora esposa Doña Ana Correa, quienes habían adquirido una casa en la esquina de la carrera 28 con calle 55, del Barrio Galán, ellos los esposos García Correa, al ver la cantidad de niños y jóvenes que estudiaban y circulaban en el sector, deciden abrir una modesta ventana en el patio de su casa, que no era más que una tapa que se abría hacia afuera y se sostenía con un par de varillas, sitio en el cual colocan una venta de fritos, panes y gaseosas, el cual tuvo tanto pedido que el año siguiente decidieron trasladar y ampliar el negocio al propio garaje de la vivienda.
Abrieron entonces una ventana mucho más grande y colocaron varias vitrinas para pastelitos, panes y también colocaron enfriadores más grandes para las gaseosas, salpicón, y avenas.
¿De dónde viene el nombre EL TUMBE?
Precisamente en ese tránsito de pasar el negocio de fritos del patio al garaje de la vivienda, una noche que Don Marco Tulio García, compartía unas cervecitas con su amigo RaúlMartínez, a quien le comentó que la familia había decidido ampliar el negocio de la venta de alimentos que ofrecían a los estudiantes y profesores.
Es cuando su amigo Raúl, en son de jocosidad le dice “usted lo que va es tumbar a los estudiantes y profesores, ud lo que le va es hacer un tumbe a la gente”.
Esa noche después de tomar el pelo y las cervezas, Don Marco Tulio García, decide, mandar hacer un aviso con letras de color naranja que dijera EL TUMBE.
Exitoso negocio y punto de encuentro de estudiantes
Fue tanto el éxito del negocio que para mediados de los años setenta, abría sus ventanas al público a las 7:00 a.m. y cerraba a las 10:00 p.m. para poder atender la población de estudiantes y profesores de tres jornadas, mañana, tarde y noche del Colegio Industrial, sumado a ello también los estudiantes del SENA, del Femenino (Técnico de Comercio, que funcionaba en la jornada de la mañana en las instalaciones del Colegio Diego Hernández de Gallegos y los mismos estudiantes del Diego Hernández en la jornada de la tarde, llegaban incluso los estudiantes del CUBA (Colegio Universitario de Barrancabermeja) y del CASD (Colegio José Prudencio Padilla).
Los productos ofrecidos en el negocio tenían tanta demanda que se llegó a vender en promedio 40 cajas de gaseosas, y mil fritos, que le surtía el señor Cachi (Pascual Pinilla Vargas).
También se vendía masato, yogur casero hecho por Doña Ana, helados de todos los sabores, buñuelos, papa rellena, arepa de huevo, panes que traían de Betulia y Zapatoca, bizcochos de todas las variedades y confitería en general.
Era tanto la demanda de alimentos por parte de los estudiantes y profesores, que Don Marcos en su descanso y Doña Ana en su quehacer diario no daban abasto para atender el negocio,que tuvieron que involucrar a sus hijos varones, Edison, Fredy, y Robinson y a sus amigos Juvenal Barragán, Benito Maza, Joselyn García, Mario Suarez, Lucho Ariza, Orlando Sanabria, y Carlos Balaguera (QEPD).
También el Tumbe, se convirtió en el punto de encuentro de amigos para revisar tareas antes de entrar a clases y para encuentros furtivos con las jovencitas del femenino (hoy Técnico de Comercio).
Lista de deudores, tumban al Tumbe.
Creo que en la lista de fiados figuran o figuramos muchos amigos egresados del colegio Industrial.
Afortunadamente para la época quienes contraíamos las deudas de fritos y gaseosas no existía Data crédito, o si no más de la mitad de los estudiantes del Colegio Industrial, estuvieran bloqueados financieramente.
Y la otra fortuna fue que a Don Marcos y Doña Ana, se les extravió el cuaderno de los morosos. O mejor se lo extraviaron. Manifiesta el amigo Fredy García Correa, uno de los hijos, “estamos en esa búsqueda todavía…ay de que aparezca”.
Come Rapidito o te Tumban
En el Tumbe, una curiosidad era que cualquier estudiante que comprara una dupla pastelito – gaseosa, tenía que comérselo rapidito, porque le llegaba la tromba de sus compañeros, y lo atacaban con el pretexto de “deje probar”, así que cuando se daba cuenta le habían tumbado el recreo, y tenía que comprar o fiar otra dupla de pastelito-gaseosa y retirarse lo más lejos posible para que pudiese disfrutar por lo menos el 50% de esa nueva dosis de alimentos.
El Tumbe y la familia García Correa
La familia García Correa, tuvo bajo su propiedad el negocio del Tumbe, desde el año de 1972, hasta el año de 1983, cuando Don Marco Tulio, quien se acababa de pensionar de Ecopetrol decide venderlo a su cuñado Alfonso Correa, quien continuó con el negocio hasta el año de 1986, y quien posteriormente vende a otra familia que no prestó atención correspondiente a su clientela hasta que desapareció físicamente, pero que en cada uno de los estudiantes del Colegio Industrial y los colegios circunvecinos permanecerá en la memoria para siempre.
Don Marco Tulio, falleció el 2 de abril del año 2004 y sus restos se encuentran en una iglesia de Barrancabermeja. Y su señora esposa Doña Ana, se encuentra disfrutando de la compañía de sus hijos y nietos en la ciudad de Bogotá.
El apellido Tumbe
Resonó tanto el nombre Tumbe, que con los años a los hermanos García Correa, no los llamaban por sus nombres y apellidos, sino que les decían principalmente a los varones Edison Tumbe, Fredy Tumbe, y Robinson Tumbe.
El sino trágico del examen de Educación Física.
Era casi imposible no relacionar El Tumbe, con el sino trágico del examen de Educación Física.
Ocurre que, para el mes de septiembre de 1975, el profesor Duarte del área de educación física, del Colegio Industrial, acostumbraba a realizar el examen de dicha materia, con una carrera desde el Colegio hasta el puente de la represa vía al corregimiento El Llanito, y fue cuando uno de los estudiantes Edison García Correa, hijo de los dueños del Tumbe, se ahogó en inmediaciones de la ciénaga San Silvestre.
Este hecho marcó un sino trágico que se repitió durante varios años, pese a la prohibición del colegio en realizar la carrera a dicho sitio, pudo más la terquedad de algunos estudiantes en querer, irse a bañar a la represa, después de la carrera del examen de educación física y luego la fatal noticia que siempre se ahogaba un estudiante del colegio Industrial.
Agradecimientos a toda la familia García Correa y especialmente al amigo Fredy García Correa por facilitarnos el material para escribir esta columna.
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