Inicio Datos Curiosos Historia Historias de Barrancabermeja de los años 30

Historias de Barrancabermeja de los años 30

Historias de Barrancabermeja de los años 30

Por: Arnulfo López Ortiz (q.e.p.d.)

Cien metros adentro de donde está hoy la entrada principal al Complejo Industrial de Ecopetrol en Barrancabermeja, quedaba ‹‹La Fichera››.

Siguiendo la malla hacia el río encontrábamos la oficina de la Scadta, el correo aéreo, el comisariato Troco con las oficinas de Contabilidad de la Refinería, y más hacia la esquina que actualmente da frente a la Policía Nacional quedaban la Gerencia y la Oficina de Empleos.

En la cuadra de enfrente de dicha hilera de dependencia de los gringos, cara a cara con ‹‹La Fichera›› teníamos el Hotel Americano   (a este establecimiento llegaban los pasajeros del tren y los tripulantes de los buques Troco;  su propietaria Doña Ocealina Pacheco, matrona de muy respetables familias del puerto petrolero)  algunas residencias y, en la esquina, el Hotel Tequendama (edificio éste de dos plantas aunque de techo de zinc y muros de bahareque y madera que hacía parte de los servicios del Hotel Americano. Parece que allí funcionó inicialmente el Banco de Bogotá, primera entidad financiera que llegó a servir a la Troco y a los barramejos en general).

Al frente del Tequendama no existía construcción —estoy hablando de los años treinta, segunda mitad— pero era un espacio muy agradable donde se jugaba fútbol (hoy llamarían futbolito o microfútbol) con pelota de trapo, o de papel, o de tenis y a pie-limpio.

Los trabajadores de la Troco se identificaban mediante un pequeño cuadrilátero con figura de tambor o caneca de 55 galones para aceite, de bronce laminado, y con el numero con que figuraba esa persona en la nómina (rol de pago llamábamos) de la compañía norteamericana. Para entrar a trabajar en la refinería o tomar el tren que viajaba a El Centro tenía cada individuo que mostrarle ese ‹‹ficho›› al celador de la estrecha puerta que por tal razón de gano el título de ‹‹La Fichera››.

Se volvió muy estricta la pasada hasta los predios de plantas, tanques, talleres y puerto de Galán debido al temor de los gringos de que los ‘pro-nazis’ hicieran daño a las instalaciones, ya que desde 1936 se ‹‹sentía›› la llegada de la segunda guerra mundial.

La mayoría de los empleados gringos eran ciudadanos norteamericanos y canadienses (los propietarios de la Troco no fueron solo estadounidenses sino británicos o súbditos británicos como los canadienses); algunos pocos eran franceses; alemanes o pro-nazis no quedó ni uno.

Antes de que hubiera tanto control y tanta malla no era difícil (por lo menos a los ‹‹pelaos›› que llevaban porta-comidas a los trabajadores de turno de la Troco pues no funcionaban todavía los servicios de cocina, casino o cafetería como ahora llaman, de la empresa)   entrar hacia las plantas, laboratorios, botica, barrio ‹‹americano››, etc., y aprovechar las cosechas de mango, árbol que era selva en esos predios.

También era fácil seguir hacia Galán por la orilla del río, ya que el barranco de tierra roja, cuya línea se puede imaginar por el borde del actual muelle de Ecopetrol pero que en parte el río erosionó y en parte la Troco cerró el paso público o ‹‹servidumbre›› (existía como vía carreteable mantenida en muy bien estado por los gringos) hacia el puerto de Galán, Barranquita y otras haciendas, el atracadero de los hidroaviones y numerosas instalaciones de la compañía extranjera, como las grandes bodegas, el patio de tuberías, el departamento de Ventas, el Departamento de Marina, el dique, la sierra, el taller de mecánica de los buques, etc.

En el Barrancabermeja de finales de la década treinta que conocimos, que vivimos, el ambiente era verdaderamente singular.

Las circunstancias de entonces despiertan hoy gran curiosidad; realmente —como en el tango— eran tiempos que no volverán, cuando nadie se achicopalaba por la canícula, el paludismo, las venéreas o los muertos de la ‹‹cueva Rolando››.

Para leer más historias de Barrancabermeja dar click aqui

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

ARNULFO LÓPEZ ORTIZ (q.e.p.d.),   historiador barranqueño,  una de las personas que en vida más conoció sobre el devenir histórico de Barrancabermeja.

Comments

comments