Inicio Noticias Judicial Ejército pide perdón por masacre en Barrancabermeja, pero víctimas quedan inconformes.

Ejército pide perdón por masacre en Barrancabermeja, pero víctimas quedan inconformes.

El evento se llevó a cabo en la plazoleta de la Alcaldía de Barrancabermeja, y contó con la participación de los familiares de las víctimas.

El coronel, Octaviano Bustillo Barraza, comandante de la Quinta Brigada del Ejército Nacional pidió perdón públicamente por el asesinato de Jesús Daniel Gil Mosquera, una de las doce víctimas de la masacre del 28 de febrero de 1999 ocurrida en la ciudad de Barrancabermeja.

 

La disculpa pública se debe a que en las horas de la tarde del domingo 28 de febrero de 1999, un grupo paramilitar conformado por aproximadamente 15 hombres armados con pistolas, fusiles y subametralladoras que se transportaban en tres camionetas por los barrios Provivienda, La Esperanza, La Paz, de la ciudad de Barrancabermeja, asesinaron a su paso 8 personas, desaparecieron 2 y dejaron heridas a otras 2.

 

Por estos hechos, sólo se ha sancionado disciplinariamente al sargento viceprimero José Manuel Cifuentes Tovar, quien siendo comandante de la base militar El Llanito, facilitó la huida de los paramilitares, el uniformado sólo fue investigado por omisión en la jurisdicción penal militar, en la que fue absuelto.

 

Los familiares de una de las víctimas de la masacre dijeron que están de acuerdo en que el nombre de sus allegados quede limpio, tras el acto simbólico donde la fuerza pública pedirá perdón.

 

Osiris Gil Mosquera, hermana de Jesús Daniel Gil Mosquera, muerto en la masacre, dijo que «él era una persona correcta y emprendedora, cuando él murió sus hijas tenían uno y dos años, lo importante es que el nombre de mi hermano va quedar limpio porque él no era guerrillero y yo no quedo satisfecha solo siento un poquito de tranquilidad».

 

Por su parte, el monseñor Camilo Fernando Castrellón Pizano, Obispo de Barrancabermeja, dijo que «son momentos importantes dentro de un proceso de paz, indudablemente la decisión jurídica tiene peso, pero no toca el problema de fondo (…) el que falló se da cuenta de que se equivocó en el mandamiento del amor y las víctimas tienen derecho a saber la verdad».

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