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En Barrancabermeja devotos del Sagrado Corazón de Jesús programan procesión por las principales calles de la ciudad.

corazonEl sacerdote, Eduardo Díaz Ardila, Vicario General de la Diócesis de Barrancabermeja, informó a los medios de comunicación que este viernes 15 de junio a partir de las 5:00 pm, desde las instalaciones de la Catedral de la Inmaculada en el parque Infantil partirá una multitudinaria procesión que concluirá en la iglesia del Sagrado Corazón (frente al Palacio Municipal) con el objeto de conmemorar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, una de las más emblemáticas y representativas celebraciones de la iglesia Católica en Colombia.

La celebración del Sagrado Corazón de Jesús ha estado íntimamente vinculada en Colombia al tema de la paz.
 
El año 1902 estaba el país en la Guerra de los Mil Días y el entonces Arzobispo de Bogotá, Monseñor Bernardo Herrera Restrepo, consideró que la solución en situación tan desesperada era acudir al Sagrado Corazón de Jesús. Entonces, en diálogo con el vicepresidente encargado, el doctor José Manuel Marroquín, le propuso hacer de esta celebración una fiesta nacional, consagrar la República al Sagrado Corazón de Jesús y construir un templo en su honor, a semejanza de lo que se había hecho anteriormente en Ecuador.
 
El 22 de junio de 1902 el Presidente encargado consagró la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús y puso la primera piedra para el templo que es el actual Voto Nacional.
 
A los 5 meses de la Consagración, se firmaba el tratado de Winsconsin, el 21 de noviembre de 1902, poniendo punto final a la sangrienta y prolongada guerra, iniciándose una era de paz y de concordia nacional.
 
El sacerdote, Eduardo Díaz, manifestó que «en este momento, en que nuestro país y particularmente nuestra región sufren los efectos de una violencia que parece no tener fin, invitamos a todos a participar en la celebración del Sagrado Corazón de Jesús como una expresión del compromiso de cada uno de nosotros por el respeto a la vida y a la dignidad de las personas sin distinciones ni exclusiones, al mismo tiempo que para pedir a Jesucristo que nos conceda llegar a la paz que anhelamos fervientemente».

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