La última sorpresa de la Administración Biden-Harris puede tener repercusión mundial en la lucha contra la pandemia.
El anuncio por parte de Estados Unidos de que se suma a la iniciativa para suspender las patentes de las vacunas contra la Covid y que se involucrará en las negociaciones para que así sea, ha movido el tablero en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde un grupo de países con India y Sudáfrica a la cabeza buscan desde hace seis meses un consenso o una mayoría suficiente para que las farmacéuticas compartan la tecnología de las vacunas, de manera que puedan producirse en más partes del mundo y se acabe con la carestía en países de ingresos medios o bajos.
Horas después de conocerse la nueva postura de Estados Unidos, la UE ha anunciado este jueves que está dispuesta a negociarlo, cuando hasta ahora rechazaba hacerlo.
La decisión debe tomarse en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el mes de junio, donde rara vez las decisiones tienen que someterse a votación porque sus miembros suelen buscar antes el consenso.
La suspensión de las patentes de las vacunas de la Covid podría ser la segunda vez en la historia en que haya que ir a la votación -después de la liberación de las patentes de los retrovirales-, aunque la posición a favor de Estados Unidos vuelve a allanar el camino frente a las reticencias de otros países industrializados.
Miriam Alía, experta en vacunas de Médicos sin Fronteras, cree que es «evidente» que el movimiento de Washington tendrá «un efecto dominó» en otros países.
De momento, no se sabe si Japón, que se opone a suspender patentes, ha cambiado de postura o si lo van hacer otros «dudosos» como Canadá o Nueva Zelanda. Pero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, se ha mostrado dispuesta a «debatir cualquier propuesta que aborde la crisis de manera eficaz y pragmática».
En todo caso, Von der Leyen no se ha separado tampoco de la posición de su potente industria farmacéutica, al pedir o «a todos los países productores de vacunas para que permitan la exportación y eviten medidas que interrumpan las cadenas de suministro».
La Federación Internacional de Productores y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA) considera «decepcionante» la nueva posición de Estados Unidos y afirma que la suspensión de patentes «es una respuesta simple pero errónea» a la carestía de vacunas en muchos países del mundo.
Por el contrario, afirma que «los desafíos reales» para aumentar la producción son la eliminación de las barreras comerciales, eliminar cuellos de botella en las cadenas de producción, la escasez de materias primas o ingredientes, o la «voluntad de los países ricos de compartir sus dosis con los países pobres».
Hasta ahora, la estrategia de la UE sus Estados miembros con respecto a países no industrializados pasaba por el instrumento Covax de la OMS para donar dosis a otros países -en el caso de España, a América Latina y África- que defensores de la suspensión de patentes consideran insuficiente.
No obstante, Médicos Sin Fronteras cree que deberá continuar, al menos para que en el corto plazo los países de rentas medias y bajas tengan vacunas, porque una eventual suspensión de patentes todavía tardará meses en mostrar resultados.
Además, los Veintisiete han adoptado por posiciones contradictorias difíciles de entender por quienes abogan por liberar las patentes como Médicos Sin Fronteras.
Así ha ocurrido tanto en Bruselas, que este jueves se ha apresurado a abrirse a negociar, como en países como España
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió en la Cumbre Iberoamericana de mitad de febrero a «liderar» una negociación en la UE para evitar que las leyes de propiedad intelectual sean un «obstáculo» para luchar contra la pandemia.
Sin embargo, la semana pasada los eurodiputados socialistas españoles se sumaron a la mayoría que rechazó en el Parlamento Europeo respaldar la iniciativa de suspensión de patentes.
Este jueves, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, se ha mostrado dispuesta a esta iniciativa al considerar que ahora también abandera Estados Unidos, según ha dicho, «es la respuesta que requiere una crisis sanitaria así porque o nos salvamos todos o no se salva nadie. Si en el mundo no estamos todos vacunados, no nos salvaremos».
Algo parecido ha sucedido en Italia, donde su ministro de Sanidad, Roberto Speranza, ha señalado que «el avance de Biden sobre el acceso libre a las patentes de vacunas para todos es un importante paso adelante» y que «Europa también tiene que desempeñar su papel».
A la espera de Japón, Canadá o Nueva Zelanda, la UE empieza a moverse hacia una iniciativa que busca suspender e las patentes sobre las vacunas y que obligaría a las farmacéuticas a compartir la tecnología y el ‘know how’ para que plantas industriales ajenas a ellas puedan producirlas.
De acuerdo a las modificaciones que introdujeron recientemente India o Sudáfrica en la propuesta inicial, la medida sería temporal hasta que haya inmunidad de rebajo mundial, esté vacunado el 70% de la población del globo o hasta que la OMS declare el final de la emergencia sanitaria.
Las farmacéuticas propietarias de las patentes, como Pfizer, AstraZeneca o Johnson&Johnson recibirían a su vez una compensación económica.
Si no hay consenso antes de junio, la OMC celebrará una votación en que será necesaria una mayoría de tres cuartos para sacar adelante una medida que obligaría a las farmacéuticas a compartir la fórmula para producir vacunas en países con industrias que tengan capacidad para ello y que cumplan «los criterios de calidad» exigibles en las que los producen hoy, apunta Alía.
Hasta ahora, las farmacéuticas podrían haber compartido voluntariamente su información en la OMS pero ninguna lo ha hecho.
La suspensión de las patentes no tendrá efecto inmediato porque será necesario que otros países creen capacidad productiva o cambien la producción de sus plantas y eso llevará «unos meses», dice la experta de Médicos Sin Fronteras.
El cambio vendrá en el medio plazo, dice Alía, porque «aumentará la capacidad de producción de vacunas», en países que hoy no lo hacen como Argentina o Brasil pero también en África.
«Nadie está diciendo que la UE no se tenga que vacunar, pero hay que dar posibilidad a los países para que tengan capacidad de producir y resolver sus propios problemas», dice.
También habrá un efecto en los precios, aunque limitado. Alía espera que bajen, puesto que habrá más demanda, pero también es cierto que a día de hoy lo que le cuesta una dosis a un determinado país depende de su nivel de ingresos o si ha negociado en bloque, como la UE, o no.
Los contratos ya firmados por la Comisión en nombre de los países de la UE mantendrán sus precios.
La industria farmacéutica no lo ve así. IFPMA asegura que suspender las patentes de las vacunas «no incrementará la producción ni proporcionará las soluciones prácticas que se necesitan para luchar contra esta crisis sanitaria mundial».
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