(Perfiles históricos / Colección Barrancabermeja 90 años).
Muy pocos en la historia de la Unión Sindical Obrera han apoyado tanto al sindicato como Montaña Cuellar. Nació en Bogotá en 1910 y murió también en Bogotá en 1991, sin embargo, antes de morir, exigió que sus cenizas fueran revertidas a orillas del río Magdalena en el muelle de Barrancabermeja, voluntad que le fue respetada. Si Raúl Eduardo Mahecha fue el fundador de la USO, el doctor Diego Montaña Cuellar fue «el alma y nervio» de esa organización sindical durante más de 50 años.
Abogado de la Universidad Nacional, siempre acompañó a la USO en sus luchas a través de toda su vida, constituyéndose en el permanente asesor jurídico del sindicato y en su asesor de cabecera en los movimientos huelguísticos.
Diego Montaña no sólo fue político y asesor sindical, también fue profesor de la Universidad Nacional, donde regentó las cátedras de Sociología Americana e Introducción a la Ciencia del Derecho. Así mismo, fue fundador, rector y profesor de la Universidad Obrera de Colombia, y en los años sesenta fue catedrático de la Universidad Libre. Diego Montaña Cuellar fue una de las figuras más descollantes de la izquierda en Colombia.
DIEGO MONTAÑA CUELLAR
Intelectual y político de izquierda, nacido en Bogotá, en 1910, muerto en la misma ciudad, en 1991. Diego Montaña Cuéllar fue una de las figuras más descollantes de la izquierda en Colombia. Nacido en el seno de una familia tradicional de Bogotá, cursó estudios hasta quinto de bachillerato en el colegio de La Salle de los Hermanos Cristianos, y terminó en el colegio Ramírez, donde dirigió la revista Adolescencia. Desde esa época tuvo un tímido acercamiento a las teorías socialistas y al marxismo.
En 1929 ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, ubicada en el claustro de Santa Clara, donde tuvo la oportunidad de contar con profesores como el presidente Miguel Abadía Méndez, José María González Valencia, Antonio José Uribe, Juan C. Trujillo Arroyo, Lucas Caballero, Rafael Escallón y monseñor José Alejandro Bermúdez. Muchos de ellos eran de corte tradicional, por lo que Montaña y algunos compañeros iniciaron en 1933 un movimiento llamado «la revolución del Sapolín», a consecuencia del cual obtuvieron la contratación de nuevos profesores como Darío Echandía, Jorge Soto del Corral y Luis Eduardo Gacharná. En 1934, durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo, Montaña Cuéllar fue elegido concejal de Bogotá, en una lista encabezada por Julio Roberto Salazar Ferro y de la que hacían parte Jorge Bejarano, Enrique Ancízar, Genaro Pedroza (compañero de estudios de Montaña) y Francisco Gómez Pinzón.
El presidente López intercedió para que Diego Montaña Cuéllar fuera nombrado por el alcalde Julio Pardo Dávila como secretario de Gobierno de Bogotá, y en un viaje que el alcalde hizo a Lima, fue encargado de la alcaldía. Montaña emprendió entonces una renovación del gabinete municipal con gente joven de tendencias izquierdistas; el gobernador pidió su renuncia y al no ser atendido nombró como nuevo alcalde a Jorge Merchán.
En 1936 Montaña Cuéllar fue elegido representante a la Cámara, como suplente de Jorge Eliécer Gaitán. Tuvo una intensa actividad en la Comisión de Acción Sindical de la Casa Liberal, y un tiempo después fue nombrado secretario de la Legación de Colombia en Chile y cónsul general en Santiago. A su regreso a Colombia, en la década del cuarenta, Montaña Cuéllar ingresó al Partido Socialista Democrático, decisión que le causó más de una crítica por parte del partido liberal y de su familia.
En el seno de su nuevo movimiento político, tuvo serias contradicciones con la dirigencia por la posición despectiva y sectaria que tenían frente a Jorge Eliécer Gaitán, su antiguo jefe en el liberalismo; a juicio de Montaña, tanto en Gaitán como en la Unión Izquierdista (UNIR), el partido fundado por Gaitán, había un fermento revolucionario contra las oligarquías. Tales planteamientos llevaron a la exclusión de Montaña, y algunas otras personas que pensaban como él, del seno del Partido Socialista Democrático. Hacia el año de 1944, Montaña fue llamado por el dirigente comunista Rafael Godoy para trabajar por la defensa de los derechos de los trabajadores al servicio de la Tropical Oil Company. Desde ese entonces y por cerca de cuarenta años, cumplió la labor de asesor intelectual (político y pedagogo, mas no caudillo, y mucho menos dirigente) de ese importante sector obrero.
En realidad, fue como consejero de los trabajadores petroleros que Diego Montaña Cuéllar se destacó como hombre de izquierda. Gracias a su permanente monitoreo, especialmente entre 1950 y 1970, estos obreros consiguieron avanzadas reivindicaciones colectivas de trabajo, entre las que se destaca la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol). Simultáneamente, Montaña Cuéllar participó en importantes movimientos democráticos y revolucionarios.
En la década del cincuenta hizo parte del Movimiento de la Paz, en calidad de miembro, y por invitación de Jorge Regueros Peralta fue delegado por Colombia a la Conferencia de Paz en Montevideo; a su regreso fue puesto preso. En octubre de 1952 asistió con Jorge Zalamea, Jorge Gaitán Durán y otros destacados intelectuales colombianos a la conferencia de los países del Asia y del Pacífico que se reunió en Pekín.
En la década del sesenta trabajó con Camilo Torres Restrepo en la publicación del semanario del Frente Unido. Años después, en 1978, Diego Montaña Cuéllar se vinculó activamente al movimiento FIRMES, que abogó por la unidad de la izquierda colombiana. Llevaba cinco años de alejamiento de la actividad pública, pues luego de un infarto pulmonar tuvo que radicarse en Paipa (Boyacá), donde se dedicó a escribir y atender pequeños pleitos campesinos y obreros. Allí vivió hasta 1987, cuando a raíz del asesinato del candidato presidencial de la Unión Patriótica (UP), Jaime Pardo Leal, se sintió comprometido a retornar a la lucha política.
Ingresó a la UP, y formó parte de ella hasta el magnicidio del otro candidato del partido, Bernardo Jaramillo Ossa. Entonces fue nombrado presidente y afrontó la división del grupo y la posterior unión con el M-19, cuando se creó la Alianza Democrática M-19 (AD M19). Montaña colaboró con este grupo hasta su muerte. En la última etapa de su vida fue miembro de la Comisión Presidencial de Asuntos Fronterizos y representante a la Cámara.
Su última actuación pública se cumplió en el sepelio de su amigo y compañero de lucha Gerardo Molina. Diego Montaña no sólo fue político y asesor sindical, también fue profesor de la Universidad Nacional, donde regentó las cátedras de Sociología americana e Introducción a la Ciencia del Derecho. Así mismo, fue fundador, rector y profesor de la Universidad Obrera de Colombia, y en los años sesenta fue catedrático de la Universidad Libre. Su papel de intelectual se completó con la publicación de cuatro obras: Teoría General del Derecho (1948), Por los caminos de 1a paz. De Pekín a Viena (1953), Colombia, país formal y país real (1973), quizás su obra más conocida, y Patriotismo burgués, nacionalismo petrolero (1976).
Murió también en Bogotá en 1991, sin embargo, antes de morir, exigió que sus cenizas fueran revertidas a orillas del río Magdalena en el muelle de Barrancabermeja, voluntad que le fue respetada.
Si Raúl Eduardo Mahecha fue el fundador de la USO, el doctor Diego Montaña Cuellar fue «el alma y nervio» de esa organización sindical durante mas de 50 años.
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NOTA: Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
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