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En Barrancabermeja existe la prostitución masculina mucho más de lo que usted se imagina…

prosti(Informe Especial)

Si usted piensa que la prostitución masculina sólo se ejerce en las grandes ciudades y que en Barrancabermeja únicamente existe la prostitución femenina, está totalmente equivocado. La prostitución masculina no es un mito, es una realidad que no podemos ignorar. Se trata de un trabajo que actualmente muchos hombres están ejerciendo en la universidad, en el trabajo, en la zona rosa. Incluso puede ser el moto taxista o cualquiera que se sienta al lado nuestro en la buseta. La diferencia en Barrancabermeja radica en que esta profesión, en el hombre, es ‘invisibilizada’ porque su ejercicio vulnera el ideal de lo masculino y la gente prefiere mirar hacia otra parte.

Del latín prostituire (comerciar, traficar), prostituirse quiere decir ofrecer el cuerpo para fines sexuales, a cambio de dinero, intereses, servicios u otros bienes.

La prostitución masculina es relativamente nueva, pero su presencia se ha tornado cada vez más importante no solamente por la mayor tolerancia a la homosexualidad, sino también porque la prostitución masculina heterosexual se hace cada vez más frecuente.

En Barrancabermeja, ciudad que ya sobre pasa los 300.000 habitantes y que tiene como característica especial su bien definida multi culturalidad, se ve la prostitución masculina en todas sus variantes. Desde el chico de 15 años que ofrece su cuerpo al homosexual que le paga por ‘un servicio’, hasta los jóvenes de 25 y 30 años que prestan sus servicios sexuales, (prostitución masculina heterosexual), a ‘señoras muy reservadas’ que pone en evidencia los conflictos de muchas mujeres que recurren a estos hombres ya sea porque están solas o porque se sienten insatisfechas en sus relaciones de pareja.

La rentabilidad del negocio depende del cuerpo del trabajador sexual, de los lugares a los que tenga acceso y de lo «juicioso» en su ejercicio. Las tarifas que se pagan varían desde 10.000 pesos hasta 100.000 pesos, que pueden subir hasta 200.000 por rato o sesión, dependiendo del cliente.

Las preferencias en las prácticas sexuales que se mercantilizan, mantienen y reproducen la dominación masculina: se paga más a las personas que se especializan en prácticas sexuales asociadas con la masculinidad, como la penetración, que a los trabajadores que realizan prácticas sexuales más variadas asociadas con lo femenino.

La escena es normal los fines de semana en la ‘zona rosa’ de Barrancabermeja.  Lo primero que se ve son cuerpos que se ciñen un blue jean rasgado la escultura con tejidos rústicos, antes opacos que brillosos, que se adhieren, viscosamente, a una protuberancia que destacan.

Hay en esos cuerpos sobreexpuestos toda una escenificación de la rigidez, de la dureza y la rudeza. Esa belleza, en el fiestero ambiente rodeado de cervezas, aguardiente y drogas alucinógenas, parece derivar, antes que del atletismo y el esfuerzo deportivo, de la penuria y del esfuerzo.

Esos cuerpos en fila tienen, (náusea imprecisa), la fascinación de la sordidez.  Guardan en su sonrisa cínica la promesa de una aventura cuya intensidad consiga desafiar, para encenderse aún más, todos los riesgos.

Todos desafían el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, violencia, además de corrupción y extorsión, tanto de quienes requieren de sus servicios como de policías corruptos.

Según un estudio realizado por la Fundación de Enfermos de SIDA, se determinó que de los hombres que practican la prostitución 60.2% es homosexual; el 26.2%, bisexual; el 2.0%, heterosexual; 19.8% es transexual y un 0.7% transgéneros.

Además los prostitutos dicen que cuatro de cada diez hombres son homosexuales y cinco de cada diez, bisexuales.

Cierto o no, la realidad les muestra a diario que estos muchachos tienen sexo con entre tres o cuatro hombres por noche, todos ellos casados.  Ahora, debe quedar claro que no todos los hombres reconocen o aceptan su bisexualidad; ellos siguen considerándose heterosexuales.

«Los hombres en Barrancabermeja que buscan los servicios sexuales de los ‘gays’ no aceptan ser bisexuales u homosexuales y se escudan diciendo que ellos solamente penetran a un gay», dice Freddy (uno de los chicos que frecuenta la zona rosa de la calle 50).

Entonces, ¿qué los mueve a ejercer la prostitución? ¿Es por necesidad o por simple placer?

Lamentablemente no se puede ser exacto en esto. Los travestis, por ejemplo, podría decirse que lo hacen porque no tienen otra opción de trabajo que puedan ejercer siendo mujeres, que es como se sienten.

Sin embargo, en el caso de los muchachos, sus motivaciones no son siempre de estrechez económica.

Los sociólogos advierten que la prostitución masculina es un problema de crisis de valores, no de subsistencia, porque los muchachos que se ofrecen en las peluquerías, en los bares de la zona rosa, no están en un nivel de indigencia; no tienen la necesidad de comer y vestirse, sino de consumir determinados bienes que no están a su alcance.

«Necesidad siempre hay, pero yo lo hago porque me gusta el dinero y tener cosas que con el trabajo de mecánico de moto que antes tenía no podía comprar», asegura Peter (un prepago barranqueño que ahora se rebusca el dinero con los gays).

¿Quienes ejercen la prostitución masculina en Barrancabermeja?

No es solamente «cosa de homosexuales» y de personas de escasos recursos. Las personas que ejercen este oficio no tienen una característica específica de condición social, identidad sexual, edad, lugar de procedencia, manera de vestir, concepción del cuerpo, antecedentes familiares o forma de pensar que las diferencie de cualquier otro ciudadano.

En cada lugar hay una manera específica de acceder.  En la calle los contactos con los clientes se dan en carro o sin él.

En los bares a través de charla directa y citas por teléfono y en los videos porno, a través de los empleados de estos lugares.

Pero, sorpréndase, es por internet por donde más se publicitan los servicios sexuales.  Para el caso de Barrancabermeja, existe un web site llamado LA TROCO, que ha sido el que mayor crecimiento ha experimentado en cuestión de citas y encuentros entre personas del mismo sexo y en donde cualquiera en Barrancabermeja puede contactar un encuentro sexual gay.

¿Qué especificidad tiene la prostitución masculina con relación a la femenina?
Que es invisibilizada por la sociedad, porque su ejercicio vulnera el ideal de lo masculino. Los sujetos que intervienen son considerados liminales: los trabajadores son discriminados por su profesión, que es catalogada como despreciable y va en contra de la dignidad humana y, a su vez, discriminados por sus prácticas sexuales «antinaturales» y «pervertidas» (opinión que aún hoy mantienen sectores religiosos, especialmente los católicos, evangélicos, mormones y testigos de Jehová).

Por otra parte, cada trabajador sexual masculino se maneja a sí mismo (es decir no pertenecen a cantinas ni reservados) y entre ellos se establecen alianzas de protección.  Entre los pre pagos masculinos barranqueños no se encuentra la figura del intermediario del bar tan conocidos y famosos en la prostitución femenina.

En la prostitución masculina participan menores de edad.
El menor de edad en Colombia en general es considerado incapaz de decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, por esto se cree que no hay autonomía en la decisión de dedicarse a este oficio.

Existe la imagen de que son manipulados y obligados por terceros; estos terceros supuestamente son mayores de edad y, por traficar con menores de edad, delincuentes.

Sin embargo, para el caso de Barrancabermeja ese consenso moral es diferente.  Muchos menores de edad manifiestan haber tomado una decisión por sí mismos, relacionada con una búsqueda de autonomía para no depender de sus padres y ayudar a sus familias.

Así las cosas, para tratar de solucionar este grave problema, sicólogos, expertos en el tema, consideran que a esos menores de edad se les debe dar un estatus de sujetos autónomos y autodeterminados, así se podría ‘negociar’ con ellos maneras de dignificar su trabajo y garantías para sus vidas y en la relación con sus clientes.
Esta discusión sobre la autonomía de los prepagos menores de edad es compleja, porque está en juego la cuestión de los derechos de niños y niñas y es un debate muy complicado en relación con lo límites de la moral pública y la moral sexual con respecto a los niños, niñas y adolescentes.

Debe quedar muy claro que el oficio de prepagos para los menores de edad no se da en condiciones favorables para ellos; precisamente porque la prostitución está asociada con situaciones de marginalidad del oficio y de los sujetos que la practican.

El problema más grave radica en que se trata de una realidad invisibilizada del ejercicio de los derechos sexuales y eso complica el conocimiento completo del tema y sus soluciones.

Además, la Constitución Política de Colombia, en su artículo 25, establece el trabajo como derecho y obligación social y con protección estatal.  Por eso es que en Barrancabermeja existe la prostitución masculina mucho más de lo que usted se imagina.

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