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Este es el prólogo del libro ‘Ecopetrol, energía limpia para el futuro’, publicado con motivo de los 60 años de la empresa.

ecopetrolBarrancabermeja Virtual se permite compartir con sus lectores el prólogo del libro ‘Ecopetrol energía limpia para el futuro’ escrito por el presidente de la empresa, Javier Gutiérrez Pemberthy con motivo de los 60 años de la empresa en el territorio nacional. Se trata de una publicación editorial dirigida por Villega Editores con el respaldo de la Universidad de Los Andes. Los autores del libro son Alfonso Amaya, Mauricio Avella, Juan Benavides, Carlos Caballero, Eric Dávila, Xavier Durán, Clemente Forero, Astrid Martínez, Alicia Puyana, Rodolfo Segovia, Margarita Serje, Claudia Steiner y Miguel Urrutia.

‘Ecopetrol, energía limpia para el futuro’.
 
PROLOGO A CARGO DEL DOCTOR JAVIER GUTIERREZ PEMBERTHY (Presidente de Ecopetrol).
 
La demanda de energía en el mundo continuará aumentando en las próximas dos décadas impulsada principalmente por el auge de países emergentes en los que la población, especialmente la creciente clase media, desea mejorar su nivel de vida con un acceso cada vez mayor a la tecnología, a medios de transporte y a los bienes propios de la sociedad moderna.
 
La presión internacional no será solo por más energía y a cualquier precio. Será por energía limpia, que respete el medio ambiente, con procesos más eficientes y sostenibles, con la garantía de que la producción de hoy no deteriore o destruya parte del mundo que le debemos dejar a las generaciones futuras.
 
Estas dos tendencias ?la necesidad de más energía y de que sea cada vez más limpia?, unidas a la urgencia estratégica que tienen algunos países de que el suministro no dependa de una sola fuente, así como tampoco de un grupo de naciones productoras, dejan el terreno abonado para que se dé, ahora sí, un gran cambio en la industria energética que vendrá de la mano de adelantos tecnológicos que permitirán ir más allá de las fuentes tradicionales que hoy conocemos y que en su mayoría están en etapa de agotamiento. Los expertos nos repiten frecuentemente que el petróleo fácil de encontrar se está acabando y que hoy tenemos que traspasar fronteras que parecían una utopía hace apenas unos años.
 
Nadie sabe el orden de llegada y de penetración de las nuevas fuentes y de tecnologías como las celdas de hidrógeno, los biocombustibles de nueva generación, los hidrocarburos no convencionales y sintéticos y hasta los automóviles eléctricos, entre otros.
 
Tampoco es clara la velocidad que tendrán los cambios en tendencias de urbanización, patrones de consumo, estilos de vida o movilidad, ni las consecuencias que tendrá la incertidumbre sobre la generación nuclear tras lo sucedido en Japón. Sin embargo, de lo que sí estamos seguros es que las empresas que no sean capaces de adaptar su oferta por fuente y geografía, que no puedan generar tecnología propia, ofrecer servicios energéticos sofisticados o integrarse con negocios afines y complementarios, estarán condenadas a languidecer o desaparecer.
 
Al conmemorar los primeros 60 años de vida, Ecopetrol no solo debe celebrar por las realizaciones y crecimiento en estas décadas, por el fortalecimiento de sus negocios y el cumplimiento de sus metas. Debe ser una ocasión para reflexionar sobre si la Empresa está preparada para afrontar los retos que impondrá la nueva era de la energía limpia y si tiene las fortalezas necesarias para alcanzar un lugar relevante en el nuevo escenario mundial.
 
El primer paso para responder a este desafío es revisar nuestra historia y reconocer nuestras capacidades distintivas y lo logrado en estos primeros 60 años. De ahí la importancia de este libro en el que se destaca un trabajo de investigación exhaustivo e imparcial sobre la evolución de Ecopetrol y sus implicaciones en el desarrollo del país, desde antes de su fundación hasta las actuaciones más recientes, con una visión multidisciplinaria e internacional.
 
Con el liderazgo de la Universidad de Los Andes, la acertada conducción de su comité editorial y la participación de un selecto grupo de expertos y académicos, algunos de ellos protagonistas de la misma historia de Ecopetrol o del país, entregamos un trabajo que permitirá entender cómo se forjó Ecopetrol; la forma como evolucionaron sus negocios; las repercusiones en la economía nacional; el papel ejercido por los trabajadores y sus sindicatos, especialmente la Unión Sindical Obrera; las implicaciones en el desarrollo social de nuestro país; y el rol de las diferentes administraciones en la construcción de la Ecopetrol que tenemos hoy.

El ocaso del modelo de asociación.
Es necesario reconocer que el esquema de asociación fue la mejor medicina para salir de la crisis de 1973, año en el que el país inició una etapa como importador de hidrocarburos, y fue exitoso durante las dos primeras décadas de aplicación, como lo atestiguan grandes descubrimientos como Apiay (1981), Caño Limón (1983), Cusiana (1989) y Cupiagua (1993), pero también hay que advertir que con el pasar de los años se convirtió en una política disuasiva para emprender proyectos en campos pequeños, mayoritarios en Colombia, en un ambiente de precios bajos y en una situación internacional en que otros países mejoraban sus condiciones y otros se abrían a la inversión privada.
 
La empresa llegó a firmar un solo contrato de exploración en 1999 y las reservas empezaron a declinar sin descubrimientos que compensaran la tendencia negativa desde mediados de la década de los noventa. Las restricciones para reinvertir buena parte de sus excedentes y utilidades y la imposibilidad de financiación externa estaban dificultando aun más el desempeño de Ecopetrol.
 
En el periodo de asociación, anterior a 2003, cuando Ecopetrol definía la política del recurso, la empresa podía reservarse bloques, en algunos casos sin la capacidad de llevar a cabo las actividades exploratorias y de producción para su desarrollo, con capacidades técnicas limitadas y con restricción de recursos de inversión. Cuando se asociaba, lo hacía sin correr el riesgo de exploración y, según el contrato, el porcentaje que quedaba en el país de la renta generada, incluyendo la empresa, podía inclusive superar el 80% para algunos proyectos, lo que llevó a perder competitividad y alejar la inversión en la década de los noventa.
 
La responsabilidad fiscal y de agente del desarrollo local que tuvo Ecopetrol ocasionó efectos positivos en el aumento del gasto público y en el desarrollo de las regiones petroleras, pero la llevó a asumir obligaciones que no le correspondían y a estar expuesta a consideraciones de diferente índole, ajenas a sus objetivos empresariales, a la hora de realizar inversiones.

La transformación del sector (2003-2011).
 
La reforma realizada mediante el Decreto Legislativo 1760 de 2003 introdujo un contrato de concesión con características competitivas internacionales, en reemplazo del contrato de asociación. El Ministerio de Minas y Energía se encargó de dictar las políticas para el sector y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), entidad adscrita a dicho ministerio, empezó a administrar y regular de manera independiente las áreas y los recursos de petróleo y gas natural mediante la convocatoria a concursos abiertos en los que las compañías ya no tienen la obligación de asociarse con Ecopetrol, empresa que es considerada desde entonces como un actor más en dichos procesos. Así mismo, la ANH responde desde entonces por el abastecimiento de hidrocarburos y derivados, al tiempo que se encarga de recaudar y girar las regalías.
 
Los objetivos de política pública que le fueron asignados en su fundación a Ecopetrol, cumplidos con responsabilidad, fueron transformados a tiempo por las reformas incorporadas que la liberaron de los papeles simultáneos y conflictivos de ser eficiente como empresa y, al mismo tiempo, ejercer los papeles de definidor de política de hidrocarburos, socio forzoso de los inversionistas privados, proveedor de recursos fiscales y financiador de iniciativas de desarrollo local.
 
Las anteriores condiciones habrían llevado a la empresa a un proceso de deterioro, como lo pronosticaron algunos expertos a principios de la pasada década, si no se hubiera realizado la transformación que con determinación y buen tino emprendió el Gobierno Nacional y la administración de Ecopetrol de aquel momento, en medio de la amenaza de la pérdida de autosuficiencia y del talento humano.
 
La transformación del sector llevada a cabo desde el año 2003, iniciada con el Decreto Ley 1760, se tradujo en una mayor competitividad del país en materia de hidrocarburos, como lo demuestran las cifras de inversión extranjera directa y los incrementos en la firma de contratos, actividades de sísmica y perforación de pozos, así como en el notorio incremento de la producción que ya se acerca al millón de barriles de crudo por día. La creación de la ANH y las nuevas responsabilidades de Ecopetrol, con mayor autonomía administrativa, presupuestal y laboral, permitieron consolidar el crecimiento de una empresa que hoy se ha convertido en un grupo empresarial con presencia internacional, con participación en nuevos negocios y con un plan estratégico diseñado con una visión de largo plazo.

La nueva Ecopetrol.
Este cambio era necesario para dinamizar el sector y atraer recursos frescos a la exploración y la explotación, pero no era suficiente para garantizar la supervivencia de Ecopetrol. La empresa seguía teniendo las limitaciones de estar dentro del presupuesto público, unido a limitaciones de carácter laboral, presupuestal y de contratación.
 
El consenso en su momento era que hacía falta la segunda parte de la reforma para que Ecopetrol pudiera invertir según sus oportunidades y tener la potestad de endeudarse. Para lograrlo existían varias alternativas que diferían en su viabilidad política, desde privatizarla totalmente hasta capitalizarla en un porcentaje que permitiera su conversión en una sociedad de economía mixta. En la Ley 1118 de 2006 quedó plasmado que el mejor camino era el segundo y se autorizó a Ecopetrol a realizar una capitalización, vía emisión de acciones, hasta un 20% de su propiedad, en la que podían participar ciudadanos colombianos y el denominado sector solidario.
 
La decisión fue hacer una emisión de acciones en el mercado local por el porcentaje mínimo que permitiera el cambio de naturaleza jurídica (10,1%). Esta medida se ejecutó a mediados de 2007 con una favorable respuesta del público y con un impacto importante en la dinámica del mercado bursátil de Colombia y en la democratización accionaria. A partir de ese momento, Ecopetrol empezó a incluir en su administración cada vez más criterios empresariales y de rentabilidad, con un marco legal más cercano al derecho privado.
 
Este cambio de régimen implicó tener libertad de planes de inversión y adquirir deuda por diferentes vías para financiar su plan estratégico, con lo que se buscaba aumentar el valor de la empresa y simultáneamente crear valor para sus accionistas, con una visión empresarial que la llevó a internacionalizarse, ingresar al mercado de los biocombustibles, impulsar el desarrollo del gas natural y emprender un plan sin antecedentes de adquisiciones para reforzar sus principales áreas de negocio, entre las que se destacan las transacciones de Propilco, Hocol, Petrotech (ahora Savia Perú) y los activos de Bp en Colombia (hoy Equión).
 
El cambio también se vivió en el interior de la empresa con una política salarial referenciada al mercado de hidrocarburos, que incorpora pagos variables por resultados, una nueva era en las relaciones con los sindicatos basadas en relaciones de confianza y la búsqueda de factores diferenciadores en el mercado, para lo que ajustó el trabajo de su brazo de ciencia y tecnología, el Instituto Colombiano del Petróleo, que ahora se enfoca en factores críticos de los negocios de Ecopetrol, como los crudos pesados o la repotenciación de campos maduros.
 
Ecopetrol emprendió programas de desarrollo en sus diferentes áreas de negocio, con una mejor estructura de capital y la posibilidad de acceder a diferentes instrumentos para su financiación, lo que acompañó con mejoras paulatinas en su confiabilidad operacional, el aseguramiento de los procesos y con un más estricto seguimiento a la ejecución de los proyectos.
 
Esa nueva empresa se plasmó en un agresivo cambio de marca, que pasó del tradicional tunjo a una iguana joven y vigorosa, testimonio del compromiso con la vida y con el medio ambiente, que hoy es la cara visible y reconocida de la que se considera como una de las empresas más sólidas, admiradas y de mejor reputación en Colombia.
 
La presencia en la Bolsa de Valores de Colombia, que en 2008 se extendió a la de Nueva York y posteriormente a Lima y Toronto, se tradujo en el fortalecimiento de normas de gobierno corporativo, con mayores inversiones en gestión social, un nuevo enfoque de sus políticas de Responsabilidad Corporativa por grupos de interés, un renovado compromiso ambiental y la adopción de mecanismos para garantizar la transparencia en la información y en la gestión.
 
En el ámbito de la protección ambiental, uno de los ejes de la nueva política energética, Ecopetrol ha logrado no solo mejorar sus procesos con reducciones significativas en derrames y afectaciones, sino que ha dado un paso al futuro con la construcción y puesta en operación de la planta de hidrotratamiento de la refinería de Barrancabermeja, la puerta de entrada a una era de combustibles más amigables con el medio ambiente, con bajos contenidos de azufre, que ya se distribuyen en ciudades como Bogotá, Medellín y en los sistemas de transporte masivo. A finales de 2012, estos combustibles estarán presentes en todo el territorio nacional, con lo que Colombia asumirá un lugar de liderazgo en la era de los combustibles limpios.
 
El tiempo transcurrido desde el cambio de regulación sectorial y de naturaleza jurídica solo cubre 8 de los 60 años de la vida de Ecopetrol, tiempo insuficiente para recoger los frutos y hacer una evaluación completa del cambio. Sin embargo, los logros para el país y la empresa ya son notorios en algunos frentes, entre los que se destacan el crecimiento de las áreas en las que hoy se realiza exploración; en los crecientes niveles de producción; en las inversiones para extender, modernizar y ampliar la infraestructura de transporte y refinación; en la incursión en nuevos negocios y países; y en la diversificación de mercados. En fin, los logros de estos 8 años muestran que, más allá de los beneficios para Ecopetrol, los cambios permitieron dinamizar el sector y hacer de los hidrocarburos una de las locomotoras que hoy jalonan la economía nacional.
 
La mayoría de las promesas con las que se concibió la nueva Ecopetrol han sido superadas. Por ejemplo, entre 2003 y 2006 se diseñó una estrategia para llegar a producir 500 mil barriles de petróleo equivalente en 2011. Dicho resultado fue cumplido dos años antes y la meta fue duplicada para 2015. Y qué decir del comportamiento de los aportes de Ecopetrol a la nación, vía impuestos, regalías y dividendos, que se triplicaron en cinco años desde cerca de $5 billones en 2002 a $14 billones en 2008. Estas cifras demostraron con hechos que era cierto que para el Estado colombiano era mejor tener el 89,9% de una empresa fortalecida y en crecimiento que el 100% de la empresa que existía a principios de la década pasada.

Una historia que nos inspira y que se repite.
En los capítulos de este libro se hace evidente que los cambios que ha vivido Ecopetrol en la última década (2002-2011) fueron posibles gracias a lo logrado en sus primeros cincuenta años de vida, en los que se acumularon capacidades empresariales, se fortaleció el talento humano, se consolidaron algunos de sus negocios, se heredó conocimiento de los socios y se entendió la geología y las posibilidades de nuestro país en la industria de los hidrocarburos.
 
La voluntad y decisión con la que hoy nuestra gente adelanta campañas exploratorias en los Llanos Orientales, en donde se extrae más del 60% de la producción de crudo de Colombia, no son muy diferentes a las que tenían los primeros exploradores antes del nacimiento de Ecopetrol y que llevaron a realizar descubrimientos en la legendaria Concesión de Mares entre 1916 y 1945, en lo que hoy es el campo La Cira Infantas. Esa tenacidad y terquedad, tan propias del espíritu petrolero, son quizás la mejor demostración de que la historia de Ecopetrol la han escrito personas que han soñado y que han puesto todo su esfuerzo para cumplir esos sueños.
 
Y lo mismo podríamos decir de los procesos de modernización que hemos emprendido recientemente en las refinerías de Barrancabermeja y Cartagena, sin duda un paso adicional en la historia de ampliaciones que se iniciaron en los mismos años cincuenta con los primeros ensanches de las plantas construidas a orillas del río Magdalena por la Tropical Oil y que una década después serían asumidas por Ecopetrol.
 
Así mismo, la ambiciosa ampliación de la red de transporte que hoy vive el país, con obras como el Oleoducto Bicentenario y la ampliación de la capacidad de almacenamiento y exportación, encuentra sus orígenes en la construcción de oleoductos como el de la Andian (1923-1926), cuando apenas despuntaba nuestra industria y se hacía necesario evacuar el crudo de las concesiones De Mares y Barco, hasta las obras adelantadas en los años ochenta y noventa, consideradas verdaderas joyas de ingeniería, como Caño Limón-Coveñas y Ocensa.
 
Hasta el proceso de capitalización llevado a cabo en Ecopetrol en 2007, que permitió la vinculación de casi medio millón de colombianos como accionistas en el mayor proceso de democratización en el país, tiene un antecedente en la misma discusión que se dio a finales de los años cuarenta y que se materializó en la Ley 165 del 27 de diciembre de 1948 que autorizaba la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos con participación de la Nación y del capital privado, nacional y extranjero.
 
Cuán premonitorias fueron las frases de quienes participaron en el debate público sobre la formación de Ecopetrol a finales de los cuarenta —como nos lo recuerda el ex ministro Carlos Caballero en su capítulo sobre la fundación de Ecopetrol— cuando en el mismo Congreso de la República se pidió que fuera una «empresa netamente colombiana y popular en la que se sientan vinculadas con adhesión irrevocable todas las capas económicas de la sociedad colombiana». Y aun más, este objetivo debía lograrse a través de un proceso participativo, que hoy denominamos democratización, en el que «cada habitante del territorio pueda tener todas las facilidades de acceso a la incorporación de sus pequeños o grandes capitales a la organización y funcionamiento de esa futura sociedad anónima», como lo sugirió Argemiro Martínez Vega, representante a la Cámara y miembro de la Comisión Interparlamentaria y Ministerial de Petróleos en 1949.
 
Tuvieron que pasar 58 años exactos para que en otro 27 de diciembre, número cabalístico en nuestra historia, se promulgara la Ley 1118 de 2006 que autorizó la capitalización de Ecopetrol por medio de una emisión de acciones que también se haría realidad en otros días 27 —el primero en agosto de 2007 y el segundo en julio de 2011— cuando se iniciaron las ofertas de la primera y segunda rondas y los colombianos acudieron masivamente a convertirse en Socios Ecopetrol.

El futuro, el sueño.
 
La empresa tiene programas de inversión hasta el año 2020 del orden de los US$8.000 millones anuales, con la aspiración de producir un millón de barriles limpios equivalentes de crudo en 2015 y 1,3 millones de barriles equivalentes en 2020, cuando tiene la visión de llegar a ser una de las mayores 30 petroleras en el mundo.
 
Barriles limpios son aquellos que no sólo cumplen con los objetivos de rentabilidad propuestos en nuestro marco estratégico, sino que surgen de una operación sin accidentes, sin incidentes ambientales, en paz laboral y en armonía con nuestros siete grupos de interés dentro de un esquema que garantice la sostenibilidad en las dimensiones económica, social y ambiental.
 
Los que trabajamos en Ecopetrol nos sentimos orgullosos de lo que somos y lo que han construido miles de trabajadores en seis décadas. Pero con la misma claridad decimos que no es suficiente y que no nos podemos conformar con lo construido, que tenemos una enorme responsabilidad con nuestros accionistas, con todos los otros grupos de interés y con las siguientes generaciones de colombianos que requieren que Ecopetrol siga creciendo y aportando al crecimiento de nuestro país.
 
La mejor forma de afrontar este reto, el reto de la energía limpia, es conocer nuestra historia y saber cómo hemos llegado a esta Ecopetrol que tenemos hoy. Solo así podremos, con la misma creatividad, ingenio y ambición de los que forjaron esta Empresa, ser un jugador relevante entre las compañías que moverán el mundo y se destacarán por hacerlo de una forma responsable y sostenible.
 
Por esto, en la conmemoración de nuestros 60 años, queremos agradecer a todas las personas que han hecho posible esta gran historia.
 
A nuestros trabajadores sin distingos de nómina o área de trabajo. A las 22 administraciones que ha tenido la compañía. A los gobiernos nacionales y departamentales que han compartido nuestro crecimiento. A todos los colombianos que han reconocido en Ecopetrol a su primera empresa. En fin, a todos aquellos que han dejado su vida por o en esta empresa y que son la inspiración para que muchos otros sigan construyendo esa Ecopetrol de nuestros sueños.
 
Es un honor presentar este libro en un momento especial de nuestra historia, en el mismo año en el que realizamos la segunda ronda de la emisión de acciones autorizada en la Ley 1118, con la que otros miles de colombianos se están vinculando a la compañía y se ratifica aquel sueño de nuestros precursores de tener una Ecopetrol democratizada en la que un número plural de ciudadanos participen de su propiedad.
 
Los invitamos a leer este libro conmemorativo de nuestros primeros 60 años, riguroso con nuestra historia e independiente en sus apreciaciones, que permite contrastar hechos y abrir análisis sobre lo que ha sido Ecopetrol y su papel en nuestra industria petrolera y económica, dentro de la lógica de un negocio global y en un momento de cambio en el mundo en el que se están definiendo los cimientos para construir la nueva era de la energía.

JAVIER GUTIERREZ
Presidente de Ecopetrol

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