La decisión de alistar a un hijo en el ejército para combatir la delincuencia mediante la represión militar es una decisión seria y que puede tener consecuencias graves tanto para el hijo como para la familia en su conjunto.
Antes de tomar una decisión como esta, es importante reflexionar sobre los riesgos y beneficios involucrados, y considerar alternativas más pacíficas y constructivas para abordar el problema del delito en una sociedad.
Es preocupante que algunos padres de familia prefieran la fuerza militar y policial como método para combatir la delincuencia y el micro tráfico en lugar de optar por la educación y el diálogo.
Esta mentalidad puede ser el resultado de una falta de comprensión de las raíces subyacentes de estos problemas, así como de la falta de confianza en los procesos democráticos y judiciales.
Es importante recordar que la violencia no suele ser la solución a largo plazo para resolver problemas sociales complejos.
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En cambio, la educación y el diálogo son herramientas poderosas que pueden ayudar a abordar los problemas de la delincuencia y el micro tráfico de una manera más efectiva y sostenible.
Además, los padres de familia que estén dispuestos a prestar a sus hijos para tales propósitos deberían reflexionar seriamente sobre las consecuencias de tal acción.
La militarización de la seguridad pública puede exponer a los niños a situaciones peligrosas e impredecibles, lo que puede tener consecuencias graves para su salud física y mental.
La protección y el bienestar de los niños deben ser siempre la máxima prioridad.
En lugar de recurrir a la fuerza militar y policial, los padres de familia pueden trabajar con las autoridades locales y los líderes comunitarios para encontrar soluciones más efectivas y sostenibles a los problemas de delincuencia y micro tráfico en su comunidad.
Esto puede incluir la implementación de programas de educación, empleo y desarrollo comunitario que ayuden a prevenir el delito antes de que ocurra, así como la promoción del diálogo y la cooperación entre la comunidad y las autoridades.
La militarización de la seguridad pública no es una solución sostenible a largo plazo para combatir la delincuencia y el micro tráfico en una comunidad.
En lugar de esto, es importante que los padres de familia promuevan la educación y el diálogo como herramientas poderosas para abordar estos problemas de manera efectiva y sostenible.
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