La propuesta suavizará la carga tributaria para las empresas, pero la hará más pesada para las personas naturales. No se tocará la canasta familiar de los pobres y la política petrolera se relajará, sostiene José Antonio Ocampo.
La inquietud y expectativa que despertó la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia en el mundo financiero y empresarial fue conjurada con la designación de José Antonio Ocampo en el Ministerio de Hacienda.
Ocampo considera urgente terminar la tarea del ajuste fiscal. Estima que “el país no puede reemplazar las exportaciones de petróleo súbitamente” porque tiene un alto déficit en cuenta corriente y “no puede arriesgarse a que aumente”.
En diálogo con el diario El Espectador descarta tener que acudir al Banco de la República en busca de financiamiento para el Gobierno y considera que la administración Petro solo está pensando en presentar una sola reforma tributaria estructural.
¿Cree que la actual administración deja la olla bien raspada, que queda sin fondo?
Hay elementos positivos y también negativos. Entre los positivos diría que es la recuperación de la economía (que) ha sido muy fuerte, aunque la expectativa que tenemos es que va a haber una desaceleración fuerte en el segundo semestre del año con las tendencias actuales.
Obviamente, la inflación que no es culpa del Gobierno, sino que es un problema, y la situación fiscal, aunque en este año gracias a la recuperación han aumentado mucho los ingresos tributarios.
De todas maneras, el nivel de déficit tiene que seguir bajando para cumplir la regla fiscal, además, la deuda pública que está por encima de la meta del 55 % del PIB.
Igual el déficit de la cuenta corriente es muy elevado, pese al auge de los precios del petróleo, de todas maneras hay un problema serio de desequilibrio externo que hay que corregir.
En el panorama actual, ¿qué es lo más difícil que se ve para ajustar las finanzas del Estado?
Hay que culminar el ajuste fiscal y, también, hay unas demandas sociales inmensas que hay que comenzar a satisfacer.
En forma gradual hay que comenzar a incrementar significativamente el gasto público social para responder a esas demandas.
El tema más complejo es que esas dos cosas en conjunto requieren una reforma tributaria importante.
¿Qué mensaje envía sobre esa reforma tributaria?
A la clase media y a los trabajadores no los vamos a afectar con nuestra reforma.
El objetivo básico es mejorar el impuesto de renta de personas naturales, lo que significa que los sectores naturales de más altos ingresos sí tienen que pagar más, y en el caso de las empresas, incluso si fuera posible, somos partidarios de bajar la tasa del impuesto a las sociedades porque es muy alta en Colombia, del 35 %.
Pero sí tenemos la idea de que hay que eliminar muchos beneficios tributarios y hay que reforzar los mecanismos que facilitan la elusión y evasión tributarias, que siguen siendo extremadamente altos en Colombia.
Se calcula que la evasión tributaria puede representar entre el 5 y el 8 % del Producto Interno Bruto.
¿Cómo va a quedar la canasta familiar?
Quedará igual, no se va a aumentar el IVA.
¿Se puede considerar que estará blindada?
Sí, está blindada.
¿Ha hablado de eliminar algunos beneficios tributarios, ¿han estimado a cuánto ascienden esas exenciones que buscan acabar?
Estamos precisamente viendo cuál es la magnitud de los beneficios tributarios a los cuales podría enfocarse una reforma. Hay muy distintas estimaciones y estamos viéndolas todas. Es una discusión que está en curso.
Si una reforma tributaria para recaudar $25 billones provocó un estallido social, ¿qué se puede esperar de una iniciativa que busca recaudar más de $50 billones?
Hay que recordar que en Colombia a través de las frecuentes reformas tributarias se han aumentado los impuestos en más de $50 billones.
Digamos que cada reforma (tributaria) es pequeña, por eso ha obligado a los distintos gobiernos a hacer varias.
Precisamente por esta necesidad de terminar el ajuste fiscal por una parte, pero también para aumentar el gasto social de acuerdo con los compromisos que adquirió el presidente electo durante la campaña, es necesario aumentar la carga tributaria.
¿El caudal político acumulado por el presidente electo le permite pensar que la reforma tributaria estructural pueda ser aprobada antes de que finalice este año, pocos meses después de haber tomado posesión?
Esperamos que sea lo más pronto posible y que la coalición que se está armando en el Congreso hoy en día garantice la aprobación.
De todas maneras, tema por tema será objeto del debate y así tiene que ser en la democracia.
¿En cuántas reformas tributarias está pensando el gobierno del presidente Petro?
Esperamos que sea una sola sustancial, porque las demandas sociales son muy grandes. La expectativa sí es una reforma tributaria que permita completar el ajuste fiscal y lograr aumentar el gasto social.
Varias de las propuestas del plan de gobierno del presidente electo van a requerir mucha inversión: ¿se sigue pensado pedirle al Banco de la República prender la máquina de imprimir billetes?
No, eso no. Respetaremos plenamente la autonomía del Banco de la República y ningún gobierno hasta ahora ha logrado el dificilísimo financiamiento del gobierno por parte del Banco de la República.
¿El gobierno garantizará el sostenimiento de los programas sociales como las ayudas al adulto mayor?
Muchos de esos programas se van a mejorar. Precisamente es el objetivo de la política social, fuera de ampliar los servicios sociales a los sectores de bajos ingresos.
¿Qué va a pasar con el subsidio a los combustibles?
Ese es uno de los legados complejos que va a recibir el gobierno. Ahí estamos viendo (en) cuánto hay que ajustar los precios (de los combustibles) y cuánto hay que financiar el Fondo de Estabilización (de Precios de los Combustibles). Digamos, sí se requiere un cambio en la fórmula para estimar la magnitud del déficit del Fondo.
Después de la posesión del presidente electo Petro, ¿la gasolina va a seguir subiendo?
La pregunta concreta es por qué la administración Duque no comenzó a aumentar antes el precio de la gasolina.
El de estos días es la primera vez que se hace, con un rezago significativo. La mezcla de ajuste de precios y de financiamiento del Fondo es parte de lo que tenemos que ver cómo se hace.
Hay factores internos y externos que ensombrecen el panorama local, como la disparada de la inflación y el alza del precio del dólar…
El problema de la inflación en Colombia, como en el mundo, es de oferta, no de demanda.
En el caso colombiano, hay que pensar cómo aumentamos nuestra oferta de alimentos, en particular en una política agraria.
Y en el corto plazo, cómo se aumentan, si es necesario, los subsidios a los hogares pobres y vulnerables para compensar los altos precios de los alimentos. No veo ningún problema en el dólar.
¿No le gustó mucho que el Banco Central hubiera elevado en 150 puntos la tasa de interés?
La tasa de interés ha aumentado bastante. Me pareció muy fuerte. En su momento veremos en cada reunión de la junta cuál es el efecto que están teniendo las altas tasas de interés en términos de inflación.
La suerte de la industria petrolera: ¿La desaceleración de la industria petrolera se suavizará o se mantiene la propuesta inicial de frenar la relación contractual?
El ajuste del sector petrolero y de gas tiene que ser gradual. En el caso del gas, necesitamos más reservas: eso es bastante claro. El país no puede reemplazar las exportaciones de petróleo súbitamente. Colombia tiene un déficit en cuenta corriente y no puede arriesgarse a que aumente, y la prioridad absoluta es la diversificación de las exportaciones.
¿Se echa para atrás la propuesta inicial de ponerle freno a la exploración petrolera?
El objetivo básico es cómo vamos reemplazando nuestra fuente de energía. Es un objetivo consistente con los principios internacionales de combatir el cambio climático, y desde el punto de vista nacional es diversificar nuestra base exportadora para dejar de ser dependiente del petróleo, objetivo que sigue en pie.
De todas las propuestas que hizo el presidente en su campaña, ¿cuál es la más difícil de cumplir?
La más difícil es garantizar mayores impuestos para incrementar el gasto social que requiere el país para reducir la pobreza y la igualdad, y al mismo tiempo terminar el ajuste fiscal que queda incompleto bajo la administración actual.
¿Qué lo motivó a montarse en el potro en que se puede convertir el Ministerio de Hacienda del gobierno de Gustavo Petro?
Esto realmente lo he aceptado por servicio al país. Además, porque hubo múltiples sectores que me lo solicitaron. Pedí que esperaran a que la universidad me diera el permiso, cosa que en efecto ocurrió.
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Nota: El texto fue tomado de una entrevista publicada en el diario El Espectador
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