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De ciudad campamento a ciudad del centenario (Por: Juan de Dios Castilla)

Los barranqueños somos capaces cuando nos lo proponemos de construir nuestros sueños no importa los obstáculos que se presenten, por eso estoy seguro que "Barrancabermeja la ciudad del Centenario" se hace posible.

De ciudad campamento a ciudad del centenario  (Por: Juan de Dios Castilla)
JUAN DE DIOS CASTILLA AMELL, Administrador de Empresas

Sus orígenes

Barrancabermeja, caserío a orillas del Río Magdalena, a 111 metros del nivel del mar, asentamiento de los Yariguíes comandados por Pipatón, a inicios de 1900 cambia su destino porque José Joaquín Bohórquez descubre que por esas laderas brotan manaderos de un líquido betuminoso que se untan los indígenas para defenderse de los insectos en las selvas, y además que es fácilmente combustible.

A partir de este momento empieza un periplo en el que aparecen protagonistas como Roberto de Mares y el Presidente Rafael Reyes que despojan de todo derecho al descubridor y hacen alianzas leoninas con la Tropical Oíl Company, filial gringa de la Standard Oíl, y desde entonces un territorio desconocido en una región ardiente e insalubre se convierte en un bastión de importancia estratégica y en polo de atracción de hombres y mujeres de otras zonas del país e incluso de fuera de él.

Los gringos, desde entonces, imponen su cultura productiva y ejercen su poder hasta lograr que un corregimiento sin las condiciones para ser municipio, según Alejandro Galvis Galvis, fuera reconocido como tal por la Asamblea Departamental de Santander, a la que chantajearon de diversas formas como que de no proceder se anexaría toda la zona al departamento de Antioquia.

El municipio fue hecho a imagen y semejanza de los campamentos petroleros gringos, se construyeron casas de habitación, palacio municipal, iglesia, hospital, centro Juvenil cultural, vías, línea del ferrocarril y toda necesidad que apareciera en el naciente municipio, era proveído por la «Troco», y posteriormente Intercol, dueña de los procesos de refinación.

Tan solo después de los 80´s se empezó a hablar en serio de impuestos, de regalías, de romper con el modelo del enclave, asuntos de vital importancia en la agenda pública barranqueña, aunque aún subsistan con fuerza en el imaginario de los pobladores el concepto de que la solución a los problemas ciudadanos, reside en la ahora Empresa Colombiana de Petróleos S.A.

Dos culturas se afianzaron desde entonces en los primeros pobladores, venidos de muchas regiones del país, por un lado una cultura de la protesta, anti imperialista, nacionalista y radical y con algunos sesgos anarquista, y todo esto combinado por la llamada cultura de las 3 P (petróleo, plata y putas), con una débil e inestable concepción de familia muy típica de las zonas mineras y petroleras.

A nivel del país fuimos reconocidos por mucho tiempo por esto, e incluso una novela de Gonzalo Buenahora “Sangre y Petróleo” hace alusión a esta situación.    Así mismo el profesor de Historia de la Universidad Nacional Mauricio Archila, en «Aquí nadie es Forastero” se refiere a esta combinación cultural.

Por eso a la base de todo proceso de transformación de la ciudad están el rompimiento con esta triple herencia cultural:     Por un lado un rompimiento con la concepción de que nuestro desarrollo depende de la «economía del enclave»,   si bien es cierto, es necesaria la Modernización del Complejo de Refinación como también el éxito de la explotación petrolera, pero creer que en ello reside nuestro desarrollo como ciudad es un grave error, cuando estudios revelan que los barranqueños más del 90% de los bienes de consumo los tenemos que traer de afuera, lo que refleja una débil estructura económica como ciudad; así mismo es importante recordar una consigna del difunto Padre Eduardo Díaz Ardila, quien en todas sus exposiciones e intervenciones nos llamaba a pasar de la «protesta a la propuesta»;  finalmente apoyar con decisión los trabajos de la Diócesis y de algunas congregaciones protestantes, impulsando y promoviendo la estabilidad de la familia fuente y origen de la estabilidad como ciudad.

Ciudad del Centenario

A partir del 2000 se viene hablando desde la sociedad civil barranqueña de la celebración de los 100 años, en ese entonces la expectativa mayor era que el centenario debería mostrar una ciudad capaz de superar la guerra y la violencia, eran tiempos de guerrillas y paramilitares, de extorsiones y asesinatos, de la ciudad dividida en dos: “del puente para allá y del puente para acá”, junto con esta aspiración, grupos de ciudadanos liderados por Ecopetrol, la Cámara de Comercio, la Diócesis, algunos sectores políticos y pequeños empresarios de la ciudad, empezaron a trabajar propuestas en torno a su sueño de ciudad, el primer intento fue la Escuela de Liderazgo FES, luego se continuó con Barrancabermeja con futuro y terminando en Barrancabermeja 100 años del Gran Acuerdo Social.

En todas estas propuestas había unas expectativas que movían a sus participantes a soñar la nueva Barrancabermeja, la Barrancabermeja del Centenario, con tan mala suerte que una cosa es la que pensaba los liderazgos cívicos y otra la que pensaba la clase política de la ciudad, entretenida en el corto plazo y en el gozo y usufructo del poder local.

Por tal razón, la idea de que los 100 años de la ciudad se celebrara como el culmen de una gran transformación de la misma; no fue posible.

No nos queda más que invertir la idea, (el orden de los factores no altera el producto) que la celebración sea el punto de partida de esa transformación de la ciudad.

Concepto de ciudad

Toda la discusión debe partir de un acuerdo básico sobre cómo concebimos la ciudad; para algunos es un conjunto de bellas avenidas y hermosos edificios soportados con una infraestructura de servicios.       Para otros, la ciudad debe ser ecológica, grandes parques y alamedas, con malecones, a la orilla de los cuerpos de agua, muy en tónica con nuestro caso con muchas ciénagas y el Magdalena a sus orillas.

Cada uno puede escoger a su gusto; sin embargo hay un concepto construido en Barrancabermeja y que tiene como centro el ser humano, los pobladores de la ciudad y no el cemento ni el pavimento ni siquiera la naturaleza; es colocar como centro a los hombres y mujeres barranqueños, si es que optamos por esta definición para sintetizar nuestra utopía:

«Una ciudad es un acumulado de energía humana; energía que crece a partir de los movimientos y transacciones entre los hombres y mujeres que la habitan.    Entre más relaciones solidarias, entre más transacciones fruto de acuerdos o relaciones económicas, políticas, sociales y culturales; más movimiento tiene la ciudad y como fruto de ello, más energía se acumula y de lógica más crecimiento y dinámica tiene la ciudad.

Por el contrario, cuando se divide o se polariza la ciudad, cuando no existen las condiciones para esas relaciones solidarias, disminuye el movimiento de la ciudad y por tanto se pierde energía, entonces disminuye la ciudad.        Ni más ni menos son las consecuencias de los momentos de crisis o polarización”.

(Tomada del proceso de Apueste por Barrancabermeja)

¿Cuál es el camino para lograrlo?

Propongo priorizar tres líneas estratégicas a impulsar:

—  Transformación Económica

—  Una nueva forma de abordar la construcción de lo público

—  Énfasis en la Educación y la Cultura.

Primera línea estratégica: Transformación Económica

Ya muchos barranqueños han venido insistiendo en la necesidad del desarrollo de la economía de la ciudad que rompa con su dependencia total de lo que se ha llamado el «enclave petrolero» que produjo en los primeros tiempos una ciudad campamento.

Algunas investigaciones han anotado que los barranqueños no somos autosuficientes, no tenemos una estructura productiva para lo que consumimos, el 90% de ello lo compramos afuera, desde la comida, el vestido y otros bienes.    No existe una política pública para incentivar al emprendedor y empresario e incluso en muchas ocasiones este se siente maltratado por las dinámicas de la administración municipal ya sea por las regulaciones de tránsito o por los operativos del espacio público.

Y cuando se han impulsado algunos programas desde la Cámara de Comercio, sobre todo con el sector metal mecánico para cualificar su actividad, terminaron cuando las condiciones de la contratación con Ecopetrol no permitían la acumulación de capital necesario para su crecimiento como empresa.

La primera tarea es asumir nuestra realidad como es, conocer claramente nuestra economía popular, la realidad de nuestros comerciantes, cómo está nuestra economía campesina, para con ellos empezar a construir una realidad nueva.     No se trata de desconocer la representación gremial, también deben ser invitados pero sin que se conviertan en filtros que no permiten que muchas políticas estatales lleguen a quienes deban llegar.

Se debe diseñar una política de incentivos económicos, de formación y tributarios que permita hacer crecer al pequeño tendero, al vendedor ambulante al ama de casa que prepara almuerzos o bollos u otro comestible, al comercio formal, a los pequeños industriales, a los que aún se dedican a labores agrícolas y pecuarias, en fin a todos los que han venido construyendo la economía de Barrancabermeja, en medio de tempestades de mil formas y nunca han abandonado la barca de la ciudad.

Es a partir de acá que vamos a transformar la economía. Y lo enfatizamos porque siempre que hablamos de economía en nuestra ciudad nos volvemos soñadores, con proyectos sin respaldo en la realidad.

En este camino de transformación se deben impulsar acciones que atraigan inversionistas aprovechando las ventajas que le brinda a la ciudad, proyectos de infraestructura como la Ruta del Cacao, la Ruta del Sol, el Puerto Impala, la navegabilidad del rio, etc., se necesita vender el potencial de la ciudad, proyectos como «Marca Ciudad», talento de marca mundial, o de planeación prospectiva deberían ser aplicados o resucitados.

Hay una economía que subyace en lo académico que se ha considerado muy poco.

El desarrollo universitario jalona toda una actividad económica que ha llegado a transformar ciudades como son los casos de Manizales, Pamplona y Tunja.    Lo mismo que el turismo académico y social, la realización de eventos en torno a lo que representa la ciudad es una gran posibilidad.     Eventos como Encuentros, Foros Sociales, actualizaciones académicas puede atraer a interesados de nivel nacional e internacional.

Son múltiples las posibilidades que existen para una nueva economía en la ciudad, posibilidades que se multiplican si consideramos toda la riqueza sin explotar suficientemente, que aparece en el Magdalena Medio y que pueden fortalecer las dinámicas empresariales, si Barrancabermeja asume con seriedad el convertirse en un polo de desarrollo para la región.

En este sentido, una condición necesaria es que la Administración Municipal el Estado Local, que representa a todos los barranqueños, asuma el liderazgo del desarrollo de esta estrategia, por lo menos en sus inicios.

Se necesita de un equipo de alto nivel técnico, especialista en estos temas para que jalone todas las acciones necesarias a nivel local, nacional e internacional.     Esta tarea supera lo que actualmente se puede hacer con la infraestructura administrativa que existe; una asesoría de desarrollo económico con una sola persona que a veces ni conoce de ese tema, convertiría este compromiso en un canto a la bandera.

Segunda línea estratégica: Un nuevo modelo de construcción de lo públco

Cuando nos referimos a los antecedentes históricos, hicimos también alusión a la cultura radical y contestataria que surgió en esos primeros años de existencia del municipio y de lógica la manera como se hacía política estaba impregnada de esta forma de pensar y actuar.       Se pensaba más en las contradicciones a nivel nacional, por eso coyunturas como las luchas del movimiento obrero, los procesos de desarrollo industrial, bajo la égida de EE.UU, los comportamientos de la dirigencia nacional, entretenía los liderazgos políticos de Barrancabermeja, que se convirtió en referente nacional de la lucha popular.    Construir lo público se refería a hacer la revolución.

Fue solo a mediados de los 70´s cuando surge una nueva forma de pensar y actuar en lo político, paradójicamente, al sonar de las melodías del Paro Cívico.

Surge una nueva dirigencia que no solo piensa en los compromisos con lo nacional sino que empieza a hablar en términos de necesidades por satisfacer en la población barranqueña.       Y acá empiezan a germinar las semillas de una nueva forma de construir lo público, con centro en lo municipal.     Más adelante, una vez desarrollada esta nueva clase política, se da el nacimiento de un movimiento que pretendió combinar las dos formas: Por un lado la revolución y por otro la modernización o reforma: nació el Frente de Izquierda Liberal Auténtico FILA.

Pero una cosa fue lo que pensaron sus iniciadores y otra fue la práctica hegemónica y clientelar que lo acompañó, pero esto será tema de otra disertación; por ahora basta con decir que los barranqueños se dieron cuenta que en ellos residía el poder de conservar o transformar lo público.

Hoy, en vísperas del Centenario como en los 70´s, asoma una dirigencia nacida en torno a propuestas que se han movido en escenarios como la Diócesis, el PDPMM, las Universidades, los Movimientos Juveniles y muchas organizaciones sociales que han empezado a hablar con fuerza.

Temas como radicalización de la democracia transitando de lo representativo a lo participativo; Barrancabermeja ciudad región de paz; el presupuesto participativo; ciudad educadora que construye ciudadanía; convivencia pacífica y no violencia; comunicación alternativa; contratación sin corrupción, etc, han venido animando el debate de los pobladores barranqueños.

Nuestra juventud ha empezado a decir su palabra y para la celebración del centenario desea irrumpir con fuerza.     Y sin necesidad de más sustento si deseamos una ciudad moderna, nueva y transparente es necesario que se abran las puertas a este relevo generacional.     Se necesita con urgencia una nueva forma de hacer política libre de corruptelas y vicios del pasado.

Tercera línea estratégica: Enfasis en la educación y la cultura

Nadie puede desconocer que la educación ha logrado avances muy importantes en la ciudad sobre todo a nivel de cobertura, infraestructura y apoyo a la canasta educativa (transporte, complemento alimentario, etc), sin embargo, falta en ese sentido un compromiso estatal más fuerte a nivel de la cobertura del pre-escolar y de la estrategia de cero a cinco años, sobre todo que la mayoría de estudiosos en los temas educativos han estado de acuerdo que la educación en los primeros años, es clave en el desarrollo del ser humano como que condiciona su futuro.

Muchas son las iniciativas que desde los años 90´s se han impulsado que buscan reflexionar sobre todo la realidad educativa del municipio y su mejoramiento: Foros Educativos, Planes quinquenales, Expedición Educativa, Mesas de Trabajo y lo más reciente, buscando elevar los niveles de la calidad educativa, hacia un modelo educativo de la ciudad, propuestas que no han tenido continuidad en las diversas administraciones municipales y a pesar de que el gremio de maestros pareciera tener el derecho a la dirección de los procesos educativos, cada secretario de Educación se defiende con lo que puede y cómo puede y no tiene en cuenta los procesos que a este nivel se han impulsado desde la sociedad civil.        

Por eso dos cosas habría que hacer para la Ciudad del Centenario:       En primer lugar, resucitar, actualizar y poner en ejecución propuestas recientes hacia la calidad educativa y en un segundo lugar, romper con el paradigma que la educación es solo un tópico para los maestros, por eso se necesita construir un gran «Pacto Ciudadano» por la educación donde participen la comunidad educativa, básica y media, el sector empresarial, las organizaciones sociales próximas a estos procesos, el Estado, etc.

Se trata de educar al hombre y la mujer que va a vivir y a construir la ciudad moderna, la Ciudad del Centenario.     Nunca olvidemos que si queremos una ciudad de calidad, necesitamos ciudadanos de calidad.

Complementario a todo lo anterior, hay que impulsar actividades que fortalezcan la cultura histórica barranqueña, me refiero a la que somos, que nos haga sentirnos orgullosos de ello y también de nuestra historia.

Romper con la costumbre de que apoyar la cultura es apoyar eventos que terminan en “parranda cultural”.       Necesitamos rescatar y fortalecer iniciativas como las que han venido promoviendo la Casa del Libro, las universidades, la experiencia de la Comuna 7, la Filarmónica Juvenil de CAFABA, la Sinfónica del Magdalena Medio, las semanas culturales de los colegios, los Festivales de Danzas del Club Infantas, incentivos a los folcloristas de todos los niveles, en fin, que cuando se hable de cultura no solo se hable de “pachanga”, sino que se busque elevar la capacidad de contemplación, de sueños, de orgullo ciudadano, de relación nacional e internacional.

Los barranqueños somos capaces cuando nos lo proponemos de construir nuestros sueños no importa los obstáculos que se presenten, por eso estoy seguro que «Barrancabermeja la ciudad del Centenario» se hace posible.

¡Manos a la obra!

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JUAN DE DIOS CASTILLA AMELL,    Administrador de Empresas,  Magister en Planeación y Administración del Desarrollo Regional del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo de la Universidad de los Andes (Cider).     Docente, Director de Pastoral Social, Secretario General, de Planeación y de Gobierno de la Alcaldía de Barrancabermeja.   Rector INUPAZ, Director de CAFABA, Coordinador de la Comisión Cívica de la Diócesis.

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