
El Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Registraduría Nacional del Estado Civil desempeñaron un papel controversial durante la consulta.
Los testimonios de muchos ciudadanos sugieren que las dificultades y trabas impuestas por estas instituciones no fueron incidentales, sino parte de una serie de maniobras destinadas a desincentivar la participación popular y debilitar el impacto de la consulta.
Reducción del número de mesas para votar
En particular, se observó que la reducción significativa del número de mesas de votación fue un factor crucial que afectó de manera directa los resultados, que aunque excelentes, pudieron ser aun mejores.
Con solo 20.000 mesas habilitadas, la Registraduría hizo un recorte de hasta un 90% en comparación con otras elecciones, lo que dejó a millones de votantes en un limbo, incapaces de ejercer su derecho al voto.
Los analistas señalaron que, para que el número de votos alcanzara una cifra significativa, similar a la del 2022, cada mesa debía procesar un voto en menos de un minuto.
Este escenario no solo era irrealizable, sino que generó largas filas y frustración entre los votantes, lo que llevó a muchos a abandonar los puestos de votación sin poder ejercer su derecho.
CNE y Registraduría afectaron los resultados de la consulta
La demora y las dificultades logísticas fueron, sin duda, factores que afectaron la expresión genuina del voto de opinión, favoreciendo indirectamente a las estructuras de poder más consolidadas.
En medio de este contexto, la figura de Carolina Corcho emergió como una de las más afectadas por los obstáculos institucionales y mediáticos.
A pesar de contar con una propuesta fresca de renovación dentro del progresismo, Corcho sufrió un silenciamiento por parte de los medios de comunicación tradicionales y, sobre todo, por parte de la bancada de congresistas del Pacto Histórico.
Este boicot tácito, sin embargo no mermó su capacidad para conectar con el electorado y su votación representó un fenómeno notable dentro del panorama electoral.
El contexto del ganador Iván Cepeda es complejo
Su figura, aunque respetada dentro de la izquierda, parece carecer del dinamismo y la capacidad de sumar más allá de las estructuras políticas tradicionales de la izquierda.
Su legado como un hombre recto y comprometido con los derechos humanos parece no otorgarle, necesariamente, la capacidad para atraer a votantes de sectores más diversos fuera de la izquierda radical.
En ese sentido, analistas apuntan que la estructura de poder que Cepeda había logrado construir, apoyada por la bancada del Pacto Histórico, podría ser su principal limitación en una contienda abierta como la del Frente Amplio, donde sectores del centro y la centro derecha también juegan un papel crucial.
David y Goliat
La lucha interna dentro del Pacto Histórico se convirtió en una auténtica batalla entre «David y Goliat«, como la catalogaron diversos analistas.
La contienda entre Carolina Corcho e Iván Cepeda reflejó la tensión entre la renovación del progresismo y la persistencia de estructuras más tradicionales, donde la capacidad de sumar fuera de los límites ideológicos establecidos jugaba un papel fundamental.
La votación de Corcho, a pesar de los esfuerzos por invisibilizarla, fue una señal clara de que había un sector del electorado que demandaba una renovación profunda dentro de la política colombiana.
Corcho el fenómeno electoral de la jornada
Finalmente, la situación de Carolina Corcho fue vista como un fenómeno electoral que no podría ser ignorado.
Su propuesta de «no más listas armadas a punta de lapicero en oficinas cerradas» resonó con un electorado hastiado de las viejas prácticas políticas.
Para muchos, Corcho representó la auténtica renovación dentro del progresismo, y su nombre se consolidó como la opción más viable para liderar una verdadera transformación del país.
Carolina Corcho cabeza de lista al senado
La idea de que debe ser la cabeza de lista al Senado no solo fue un reclamo popular, sino una exigencia de una nueva realidad política que no podía seguir ignorando las voces del pueblo.
La lucha se debe centrar ahora en fortalecer la lista al congreso y obtener las mayorías necesarias para gobernar con comodidad y poder sacar adelante las reformas sociales que el país exige.
La consulta del 26 de octubre, entonces, no solo reflejó la competencia entre dos figuras del Pacto Histórico, sino que subrayó las profundas divisiones y los desafíos internos dentro de la coalición, que hoy debe enfrentarse a una realidad electoral más compleja y diversa que la que existía antes.





