
¡No se dejen engañar! Lo que hoy está ocurriendo en el sistema de salud colombiano no es una crisis espontánea, sino un sabotaje deliberado.
Ayer, el presidente Gustavo Petro denunció públicamente que las gestoras médicas están cobrando los medicamentos al doble de su precio real y que las EPS han presentado facturas alteradas para inflar sus cobros.
Hoy, esas mismas gestoras médicas están retrasando la entrega de medicamentos y dejando a los pacientes esperando afuera de los dispensarios. Mientras tanto, los medios de comunicación tradicionales, aliados del viejo régimen, están generando una narrativa de «crisis en la salud» para confundir y atemorizar a la población.
Este es el modus operandi de la mafia que se ha enquistado en el sistema de salud colombiano durante décadas.
Han convertido el derecho fundamental a la salud en un negocio multimillonario donde unos pocos se enriquecen a costa de la vida de los ciudadanos.
Ahora, cuando el gobierno de Gustavo Petro se atreve a enfrentarlos, responden con desabastecimiento, demoras y manipulación mediática para desacreditar cualquier intento de reforma.
Durante el gobierno de Iván Duque, las EPS y las gestoras médicas aseguraron contratos millonarios con los mismos de siempre, garantizando la continuidad de un sistema corrupto y excluyente.
Sin embargo, ahora que Petro propone una reforma que busca eliminar la intermediación financiera y devolver el control de la salud al Estado y a los ciudadanos, de repente aparecen problemas de abastecimiento.
¿Casualidad? No. Es un acto de sabotaje, un golpe económico para presionar al gobierno y generar descontento en la población.
La narrativa de «crisis en la salud» no es más que una estrategia política impulsada por las EPS, los sectores de la derecha y ciertos medios de comunicación que defienden los intereses de los grandes capitales.
Quieren hacer creer que el gobierno de Petro es el responsable del desabastecimiento, cuando en realidad el sistema ya venía colapsando por la corrupción y la mala gestión de las mismas EPS que ahora se presentan como víctimas.
Es fundamental que la ciudadanía no se deje engañar.
No hay una crisis provocada por el gobierno, hay una resistencia desesperada de quienes han lucrado con la salud de los colombianos.
Si las EPS han manejado el sistema de salud durante décadas, ¿por qué ahora, justo cuando se debate la reforma, aparecen estos problemas?
Porque están boicoteando el sistema para hacer creer que sin ellas la salud colapsa. Pero la realidad es que son ellas las responsables del caos actual.
Lo que Colombia necesita es una reforma profunda que elimine a las EPS como intermediarias y garantice que los recursos de la salud sean utilizados para atender a los pacientes, no para enriquecer a unos pocos.
La propuesta de reforma de Gustavo Petro busca precisamente esto: fortalecer el sistema público de salud, garantizar que los medicamentos lleguen a quienes los necesitan sin sobrecostos y evitar que la corrupción siga desviando los recursos destinados a salvar vidas.
No es una crisis, es un chantaje.
No es un problema de gestión, es un problema de corrupción. La salud es un derecho, no un negocio, y por eso debemos apoyar una reforma que acabe con los abusos de las EPS y garantice un sistema justo, equitativo y verdaderamente al servicio de la gente.
El pueblo colombiano debe abrir los ojos y no caer en la trampa de la desinformación. La «crisis» en la salud es una farsa orquestada por quienes temen perder sus privilegios. La verdadera solución es una reforma que le devuelva la salud al pueblo y elimine a los mercaderes de la vida.
¡No nos dejemos engañar!