
Hoy, el pre candidato presidencial Mauricio Cárdenas logró destacarse, aunque no precisamente por sus propuestas o proyectos, sino por sus acciones que nuevamente lo vinculan a prácticas oscuras y cuestionables.
Cárdenas ofreció casas a cambio de votos en un acto que, más allá de ser un simple error, fue una clara transgresión a las normas electorales y una muestra de la política clientelista que tanto ha afectado a Colombia.
Con este movimiento, Cárdenas no solo enterró cualquier intento de campaña seria que pudiera tener, sino que reafirmó el tipo de político en el que se ha convertido: un hombre dispuesto a recurrir a lo ilegal para conseguir votos.
Un historial manchado por corrupción
Mauricio Cárdenas, quien ya tiene un historial manchado por varios escándalos de corrupción, volvió a hacer gala de su faceta más cuestionada.
Recordemos que, en los años 90, Cárdenas estuvo vinculado al escándalo de Dragacol, un caso en el que se concilió de manera irregular una deuda millonaria entre una empresa y el Estado. Su capacidad para zafarse de situaciones como esta ha sido una constante a lo largo de su carrera, y ayer, con sus acciones, dejó claro que no ha aprendido nada.
La historia de Cárdenas no se limita a este episodio. En 2016, como ministro de Hacienda, impulsó una reforma tributaria que incrementó el IVA del 16% al 19%, lo que afectó duramente a las clases más bajas.
Dragacol, Isagen, Reficar, Odebrecht
También fue un firme defensor de la venta de Isagen, una decisión polémica que ha generado críticas desde distintos sectores de la sociedad.
Además, su rol como parte de la Junta Directiva de Ecopetrol durante el auge del escándalo de Reficar, una obra que terminó con sobrecostos que alcanzaron los 12 billones de pesos, deja en evidencia la falta de control y supervisión que él mismo permitió.
El hecho de que haya formado parte de la junta directiva del Banco Agrario, entidad que aprobó un crédito de $120 mil millones a Odebrecht, cuando ya se conocían sus vínculos con la corrupción internacional, agrava aún más su perfil.
No se puede olvidar que Cárdenas también fue firmante del aporte de $9.09 billones del gobierno de Juan Manuel Santos al metro elevado de Peñalosa, un proyecto que se aprobó sin contar con los estudios necesarios para justificar tal inversión.
Política sin escrúpulos
Ayer, mientras intentaba recuperar notoriedad con su oferta de viviendas a cambio de apoyo electoral, Cárdenas no solo reveló su verdadero rostro como político, sino que también demostró que la falta de escrúpulos sigue siendo su característica principal.
La ciudadanía no debe olvidar que este tipo de comportamientos no son aislados ni casuales, sino parte de una carrera política que ha estado marcada por el abuso de poder y la utilización del aparato estatal para beneficios personales.
La indignación en las redes sociales fue inmediata.
Cibernautas le exigieron a la Fiscalía General de la Nación que investigara a Cárdenas y sancionara estos actos ilegales, que solo contribuyen a la deslegitimación del proceso electoral.
Es fundamental que los colombianos sigan cuestionando a estos políticos, y que, en las urnas, se castigue con firmeza a quienes como Mauricio Cárdenas representan lo peor de la política tradicional.
La única forma de garantizar un cambio real es asegurándose de que figuras como Cárdenas no vuelvan a ocupar cargos públicos.
No se trata solo de un rechazo personal, sino de un rechazo al sistema de corrupción y manipulación que perpetúan estos personajes.
La democracia debe ser rescatada de las manos de quienes la usan para beneficio propio, y hoy más que nunca, la ciudadanía tiene el poder de decidir quién merece realmente representar a Colombia en el futuro.





