
A tres años de la llegada al poder del Pacto Histórico y con las reformas sociales impulsadas por el presidente Gustavo Petro como bandera, los congresistas del pacto han cometido un error estratégico significativo.
Han olvidado el fortalecimiento de las bases sociales y el contacto directo con las comunidades.
Mientras la bancada parlamentaria se ha concentrado en mantener su poder político en el Congreso, las bases populares, las barriadas y las comunidades organizadas han quedado al margen de una estructura que debería ser más inclusiva.
Lo más llamativo es cómo la bancada de congresistas del Pacto Histórico se ha unificado en torno al candidato que más representa a ese sector.
Ahora, con la Consulta Interna a la vuelta de la esquina, los congresistas del Pacto se enfrentan a una campaña difícil, más centrada en su aparente fuerza parlamentaria que en el verdadero trabajo de organización social.
El fenómeno electoral de Carolina Corcho
Mientras tanto, Carolina Corcho, una de las figuras emergentes del partido, ha sido la única que ha recorrido el país durante estos tres años, organizando una escuela de formación de líderes y diseñando un programa de gobierno progresista alineado con las reformas sociales que Petro promueve.
Corcho ha demostrado un compromiso claro con las bases populares, ganándose el apoyo de sectores sociales organizados, los cuales ven en ella una candidata que entiende la necesidad de un proyecto de cambio profundo que no se limite a los pasillos del Congreso.
Debido a la evidente desconexión entre la cúpula del Pacto y las bases, el temor a la consulta interna se ha hecho patente.
La cúpula, aunque finalmente ha respaldado un proceso democrático que permita a la militancia y a los electores primarios decidir quién debe ser el candidato presidencial, ha mostrado signos de querer controlar la elección a través de mecanismos más tradicionales y excluyentes.
Los ataques del Consejo Nacional Electoral (CNE) y las manipulaciones mediáticas, que han buscado socavar la consulta interna, no han frenado el impulso de quienes, como Corcho, defienden el derecho de las bases a decidir libremente.
El desafío ahora es claro
Las cúpulas del Pacto Histórico están dispuestas a imponer su candidato, incluso si eso significa desafiar la voluntad de las bases, y a generar desobediencia interna en caso de perder.
Este es un escenario complicado, pues un golpe a la democracia interna podría tener efectos devastadores para la unidad y el futuro del partido.
La postura de Carolina Corcho, al contrario, es clara y firme
Se enfrenta a las cúpulas, pero no desde una posición excluyente ni autoritaria, sino desde la defensa de la voluntad popular. Su lucha por una consulta interna libre y transparente es, en última instancia, una lucha por la continuidad del proyecto progresista que lidera Gustavo Petro.
Sin lugar a dudas, la verdadera victoria será la que provenga del pueblo, del elector primario, y no de una cúpula parlamentaria que ha perdido el contacto con las verdaderas bases sociales.
Es imperativo que el Pacto Histórico respete el veredicto de la consulta interna y que la voluntad popular sea la que guíe el futuro del movimiento.