
El panorama político colombiano se agitó tras las declaraciones de Sergio Fajardo, exgobernador de Antioquia y excandidato presidencial, quien responsabilizó directamente al presidente Gustavo Petro por un atentado ocurrido en inmediaciones de la base aérea de la ciudad de Cali, donde dos explosiones sacudieron la zona y generaron temor entre la población.
Aunque las autoridades aún investigan si se trató de un atentado terrorista con carro bomba, las palabras de Fajardo desataron una tormenta de críticas en redes sociales y en distintos sectores políticos.
Lo que debió ser un mensaje de solidaridad hacia las víctimas y hacia las fuerzas militares derivó rápidamente en un escándalo digital.
Fajardo publicó un trino donde, en lugar de centrarse en los hechos, lanzó fuertes acusaciones contra Petro, responsabilizándolo de la situación de inseguridad que atraviesa el país. Sin embargo, la reacción ciudadana fue inmediata y mayoritariamente adversa.
«¿Esa es la solidaridad que usted brinda a nuestras fuerzas militares cuando son atacadas de manera cobarde?
Usted, que proclama defender las instituciones, demuestra con sus actos una actitud mezquina y oportunista. Resulta indignante y ruin utilizar una tragedia de esta magnitud como plataforma para hacer politiquería», escribió un usuario en X (antes Twitter), reflejando el sentir de muchos.
La indignación creció a medida que más voces recordaban episodios ocurridos durante la administración de Fajardo en Antioquia (2012-2015). Datos del Anuario Estadístico de Antioquia señalan que en 2012 se registraron 12 masacres con 70 víctimas. En 2013, al menos dos más dejaron 18 muertos en Envigado y El Salado, y en 2014, otra masacre en Amalfi cobró la vida de siete personas.
Muchos usuarios le reprocharon su aparente doble moral y su falta de autocrítica ante la violencia que marcó su propia gestión.
Uno de los mensajes más virales fue contundente:
«Qué fácil pararse en el humo de una bomba y posar de estadista indignado. Cuando fue gobernador de Antioquia también hubo masacres, atentados y desplazamientos… ¿y cuál fue su aporte? PowerPoints y frases bonitas.»
Diversos analistas también han señalado que el discurso de Fajardo, al culpar directamente a Petro, parece alinearse con una narrativa impulsada por sectores de ultraderecha que buscan generar miedo en un año preelectoral.
Sin embargo, las redes le reprochan a Fajardo su “ambigüedad ideológica” y su cercanía con posturas neoliberales.
Mientras trata de desmarcarse de la derecha uribista, sus propuestas son vistas por muchos como “cambios tibios” que no representan una transformación real del modelo político y económico.
En medio de la polémica, algunos sectores salieron en defensa del presidente Petro, asegurando que es irresponsable señalar culpables sin que las investigaciones avancen.
“No estamos regresando a las épocas criminales. Hay datos reales que demuestran una reducción en homicidios y en otras formas de violencia. La ultraderecha está sembrando miedo, y Fajardo, con su tibieza, parece prestarse a esa estrategia”, se lee en redes sociales.
¿Superar la polarización?
La estrategia política de Fajardo, basada en la premisa de “superar la polarización” entre Petro y Uribe, también ha sido objeto de duras críticas. Para varios analistas, su discurso desconoce que el verdadero eje de confrontación política en Colombia no es entre dos figuras, sino entre progresismo y neoliberalismo.
En esa disputa, afirman, Fajardo se encuentra ideológicamente más cerca del neoliberalismo, pero sin el respaldo sólido de la derecha tradicional, lo que lo deja en un terreno político frágil y esteril.
En definitiva, el episodio ha dejado a Fajardo en una posición incómoda.
Sus detractores lo acusan de oportunismo vil y de intentar sacar réditos políticos de una tragedia, mientras que sus seguidores más fieles defienden su derecho a cuestionar al gobierno. No obstante, la presión en redes sociales no cede, y el exgobernador enfrenta un creciente desgaste de su imagen pública.
La situación demuestra cómo, en un contexto de alta sensibilidad social y política, cualquier intento de capitalizar una tragedia puede resultar contraproducente.
Mientras las autoridades continúan investigando las causas y responsables del atentado, Sergio Fajardo deberá enfrentar el reto de recomponer su credibilidad en medio de una ciudadanía cada vez más crítica y polarizada.