
La opinión pública colombiana estalló en redes sociales luego de la publicación de un polémico video del periodista Julio Sánchez Cristo, director de la WRadio, en el que lanza un mensaje retador al presidente Gustavo Petro, insinuando que el gobierno estaría considerando cerrar o intervenir algunos medios de comunicación.
En tono desafiante, Sánchez Cristo llegó incluso a invitar al presidente a «apagar la emisora«, en respuesta a un rumor infundado que no ha sido confirmado por ninguna fuente oficial.
Le salió el tiro por la culata
Lo que pretendía ser una defensa del medio terminó convirtiéndose en un búmeran para el reconocido periodista, pues lejos de generar solidaridad, provocó una avalancha de críticas por parte de los ciudadanos y, especialmente, de sus antiguos oyentes.
En plataformas como X (antes Twitter), Facebook e Instagram, miles de usuarios manifestaron su inconformismo con el actual enfoque editorial de la WRadio y el estilo de Sánchez Cristo.
Uno de los comentarios más repetidos resume el sentir general: “Lo escuché por 20 años y hace dos lo dejé. Se le abonan los esfuerzos que hace a ratos, pero en general, sus contenidos se volvieron burlescos, irrespetuosos y sesgados, confundiendo información con opinión.”
No hay autocrítica
El público también cuestiona la falta de autocrítica de Sánchez Cristo y su equipo, al tiempo que denuncian una creciente parcialidad ideológica dentro del medio.
Un punto especialmente sensible ha sido la presencia en la mesa de trabajo de la emisora de personajes como la activista Catalina Suárez, a quien muchos identifican como representante de posturas de extrema derecha y le atribuyen el deterioro del tono informativo. “Con esa señora Suárez, perdió la rigurosidad y la seriedad”, reclaman los oyentes. “Revísese, Julio”, le exigen.
Lejos de reflexionar, Sánchez Cristo optó por la confrontación en un momento en que la ciudadanía demanda responsabilidad, imparcialidad y equilibrio de los medios de comunicación.
Los críticos han sido claros
La decadencia de la emisora no se debe a ninguna acción del gobierno, sino a sus propios errores editoriales. “Ustedes mismos se están encargando de cerrar el alcance, no es necesario intervenirlos. Contenido en decadencia y con muchos sesgos hacen que los vayamos olvidando”, expresó un usuario.
En medio de este revuelo, resurge un viejo debate
¿Quién vigila al vigilante?
Mientras muchos medios insisten en presentarse como víctimas de la censura, lo cierto es que este gobierno no ha cerrado ningún medio, ni ha perseguido periodistas, a pesar de haber sido blanco frecuente de desinformación, titulares tendenciosos y análisis con evidentes sesgos.
La ironía es que, en comparación con administraciones anteriores, como la de Álvaro Uribe Vélez, donde sí se reportaron interceptaciones telefónicas ilegales, persecución a periodistas y cierre de programas críticos, el actual gobierno ha mostrado una postura de respeto hacia la libertad de prensa.
Un mensaje directo a Julito
En esta línea se manifestó Gener Usuga, popular activista en redes sociales, quien lanzó un mensaje directo a Sánchez Cristo: “Ve Julio Sánchez Cristo, si quisiéramos lo que usted afirma, no sería necesario apagar ese botón rojo, bastaría con cambiar de frecuencia para no escuchar más a la WRadio. No reten, noooo, no podemos vivir en el discurso retórico entre los poderes. La prensa debe dedicarse a informar con veracidad.”
El incidente ha encendido una conversación nacional sobre el rol de los medios, el derecho a la crítica y la necesidad de recuperar el periodismo serio, riguroso y responsable.
Lo cierto es que más allá del ruido y la retórica, el periodismo colombiano atraviesa una crisis de credibilidad, y esa herida, más que externa, es autoinfligida.