Las críticas contra el exsenador David Luna no se han hecho esperar luego de su renuncia al Senado y a Cambio Radical para lanzarse como supuesto candidato independiente a la Presidencia de la República.
Sus detractores cuestionan su repentino deseo de encarnar una renovación política y moral cuando durante años ha guardado silencio frente a los escándalos de corrupción que han salpicado a su antiguo partido.
Uno de los principales señalamientos que ha recibido Luna es su falta de pronunciamiento sobre la reciente condena por corrupción electoral de Carlos Cuenca, miembro de Cambio Radical. Para muchos, su silencio frente a este caso y a otros tantos que han rodeado a su partido demuestra complicidad.
¿Con qué autoridad puede ahora hablar de una reconstrucción moral del país cuando no ha condenado los actos de corrupción de sus propios compañeros de colectividad?
El exsenador tampoco ha cuestionado el desfalco multimillonario en el sector de la salud, especialmente en las EPS controladas por la familia de Germán Vargas Lleras, jefe político de Cambio Radical.
Estas EPS han sido señaladas reiteradamente como algunas de las más corruptas del país, responsables de una crisis en el sistema de salud que afecta a millones de colombianos. Sin embargo, David Luna jamás ha alzado su voz en contra de estas irregularidades.
Otra de las críticas más recurrentes es su papel como opositor acérrimo a las reformas del gobierno de Gustavo Petro.
Mientras Luna se ha mostrado como una piedra en el zapato para cualquier intento de reforma, ha permanecido en silencio cuando se trata de los escándalos de corrupción y de parapolítica que han rodeado a su partido.
Esta actitud ha llevado a muchos a considerarlo un político acomodado, más interesado en la obstrucción que en la construcción de un país más justo.
La renuncia a su partido para lanzarse como candidato independiente también ha sido vista como una estrategia desgastada y oportunista.
No es la primera vez que un político abandona una colectividad salpicada por escándalos para intentar venderse como una figura nueva y desligada de los vicios del pasado.
Sin embargo, las evidencias muestran que David Luna ha sido parte activa de ese mismo sistema que ahora pretende criticar.
Sale Luna y entra Lorduy
Además, su renuncia al Senado no se da en un vacío político, pues su curul será ocupada por César Lorduy, otro nombre que genera desconfianza en la opinión pública.
Conocido por su cercanía con los poderes tradicionales y su falta de cuestionamientos a las malas prácticas políticas, Lorduy representa más de lo mismo dentro de Cambio Radical. Así, lo que en teoría podría interpretarse como una renovación no es más que un simple cambio de nombres sin una transformación real.
La incoherencia de David Luna al presentarse como un candidato independiente es evidente.
Ha sido parte de un partido que ha dominado la política colombiana con estrategias clientelistas, que ha sido permisivo con la corrupción y que ha frenado múltiples intentos de reforma en beneficio de la ciudadanía.
Ahora pretende lavarse las manos y venderse como una alternativa cuando su historial político demuestra lo contrario.
Es por estas razones que su aspiración presidencial ha sido recibida con escepticismo y duras críticas. No es suficiente con cambiar de camiseta política para borrar años de silencio y omisión frente a los problemas que han aquejado al país.
La ciudadanía está cada vez más alerta ante estos movimientos oportunistas y no parece dispuesta a dejarse engañar fácilmente.
Si David Luna realmente quiere hablar de moralidad y de reconstrucción del país, primero debe responder por su papel dentro de Cambio Radical y por su falta de acción frente a los escándalos que han manchado a su antigua colectividad.
De lo contrario, su candidatura no será más que un intento desesperado de reinventarse sin verdadera convicción ni compromiso con el cambio que tanto dice representar.
¡Clásico de clásicos!
Cambio Radical haciendo lo que mejor sabe hacer: mover fichas para mantenerse en el juego. Lo de David Luna era predecible, ya venía coqueteando con la idea de lanzarse, y pues, renunciar al Senado y al partido es solo una jugada más en el ajedrez electoral.
Ahora, con el recambio de Luna por Lorduy… ahí sí que nos venden gato por liebre. Pero bueno, nada nuevo bajo el sol en la política colombiana. ¿Crees que Luna tenga alguna opción real en la contienda o solo va a medir fuerzas para negociar después?
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