La interacción entre la fiscal Angélica Monsalve y el periodista y abogado Ramiro Bejarano en redes sociales destaca una confrontación pública sobre el concepto de «dignidad» y el papel del análisis jurídico en relación con las decisiones judiciales.
Este intercambio no solo aborda la cuestión semántica y conceptual de la palabra «dignidad«, sino que también revela un trasfondo crítico sobre la ética profesional, la interpretación de la ley y el respeto hacia la independencia del sistema judicial.
Contexto del cuestionamiento
El cuestionamiento de Monsalve surge a raíz de un comentario de Bejarano que, según ella, pareciera exaltar o justificar decisiones judiciales controversiales.
Al responder con un irónico «¿pero cuál dignidad? Explíqueme esa palabra para entender su post», Monsalve pone en tela de juicio la posición ética de Bejarano frente a lo que ella considera un respaldo ciego o interesado hacia magistrados que toman decisiones que, en su opinión, son cuestionables.
Esta pregunta no solo busca subrayar una discrepancia entre la conducta esperada de un jurista y lo que Monsalve percibe como una actitud complaciente, sino que también emplaza a Bejarano a reflexionar sobre la responsabilidad que, como abogado y comunicador, tiene al emitir opiniones que pueden influir en el debate público.
Para Monsalve, «dignidad» implica actuar con independencia y lealtad hacia la ley y los principios fundamentales de justicia, en lugar de respaldar a actores del sistema judicial que podrían estar actuando fuera del marco legal.
La hermenéutica jurídica como eje del debate
Monsalve señala un punto central en la práctica del derecho: la interpretación de la ley. Al afirmar que «las cortes no pueden interpretar la ley cuando el sentido de la misma es diáfano«, subraya el principio de que la función judicial debe basarse en la claridad del texto normativo, evitando interpretaciones que introduzcan subjetividad o tintes políticos.
Este argumento apunta a la hermenéutica sistemática, que exige considerar el contexto general del sistema jurídico, en lugar de enfoques aislados que desnaturalicen el propósito original de la norma.
Desde esta perspectiva, Monsalve acusa implícitamente a ciertos magistrados de actuar con motivaciones políticas o intereses particulares, y critica a Bejarano por supuestamente minimizar o justificar estas acciones.
Al recordarle que «cualquier ciudadano puede criticar las decisiones judiciales«, enfatiza el carácter democrático del derecho, donde el poder judicial no está exento de escrutinio público, especialmente cuando sus fallos parecen estar en desacuerdo con la ley.
Ramiro ¿pero cual dignidad? Explíqueme esa palabra para entender su post.
— Angelica Monsalve Gaviria (@alazamo123) December 17, 2024
No se haga el tonto que usted más que nadie sabe que las cortes no pueden interpretar la ley cuando el sentido de la misma es diáfana, usted sabe que la hermenéutica debe ser sistemática y no aislada,… https://t.co/bJiLCf0nUj
La dimensión ética de la crítica
La exhortación de Monsalve a que Bejarano «sea digno» y «no se arrastre a los magistrados sino a la ley» refleja un llamado a la coherencia ética.
Para ella, la dignidad en el ámbito jurídico implica una postura firme e intransigente en defensa de los valores fundamentales del derecho, incluso si esto implica cuestionar a figuras de poder dentro del sistema judicial.
Este señalamiento adquiere mayor peso considerando que Monsalve reconoce la experiencia y el prestigio de Bejarano como procesalista, lo que, en su opinión, lo obliga a un estándar ético más alto.
El uso del término «arrastrarse» tiene una connotación fuerte que denota sumisión o complacencia indebida. Monsalve critica lo que percibe como un abandono de los principios jurídicos en favor de una actitud servil hacia magistrados cuya conducta debería ser, en cambio, objeto de crítica.
El impacto del debate en el ámbito público
Este tipo de confrontaciones trasciende lo personal y tiene un impacto en la percepción pública del sistema judicial. Por un lado, plantea dudas sobre la independencia y transparencia de las decisiones judiciales; por otro, abre un espacio para discutir el rol de los abogados y periodistas en la promoción de la justicia y la integridad del derecho.
Además, el intercambio refleja un fenómeno creciente en las redes sociales, donde los debates jurídicos y éticos se desarrollan en un ámbito público y menos formal, pero con implicaciones reales para la credibilidad de las instituciones y los actores involucrados.
El cuestionamiento de Monsalve a Bejarano no solo es un llamado a reflexionar sobre el significado de la «dignidad» en el ejercicio del derecho, sino también un recordatorio de la importancia de la ética y la independencia en la práctica jurídica.
Este intercambio evidencia la tensión entre la crítica constructiva y el respeto a las instituciones, resaltando la necesidad de que juristas y comunicadores ejerzan su influencia de manera responsable y alineada con los principios fundamentales de la justicia.
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