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Con Juan de Dios Castilla los payasos están tristes.

amilkarPor: Amílcar Galindo Santos

Al candidato Juan de Dios Castilla Amell —entre otras cosas flojo y cobarde—, la payasada de postularse a la Alcaldía de Barrancabermeja le quedó grande. No hay derecho. Los que no pudimos ocultar simpatía por esa candidatura y lo queríamos ensayar sin exigirle sacrificios patrióticos, nos quedamos viendo un «chispero».

Lamentable, pues lo considerábamos bienaventurado a la santa luz de la Diócesis de Barrancabermeja con Obispos, sacerdotes y el sinnúmero de O.N.G. con las que nos iban a «ayudar» a generar desarrollo. Parece que pudieron más los argumentos y los acuerdos a los que pudo llegar su jefe, el negro Pérez en el barrio «25 de Agosto».

José Ingenieros fue un hombre singular para su época, autor del libro «El hombre Mediocre», que no compite con otro, menos con Juan de Dios que botó por la borda la ética y sus principios, con los que se jactaba hablándole a los que fueron sus alumnos: «que para ser «exitoso» y lazarillo del clientelismo con su prima la corrupción, se debe cambiar la testosterona por las neuronas».

A Juan de Dios Castilla la payasada no le lució. Quizá por eso los verdaderos payasos están tristes. Y cada vez son menos. Les están quitando el puesto. Los payasos de verdad sólo quieren distribuir su risotada entre las almas acongojadas. Los de mentiras acongojan a las almas con sus burlas. Al pueblo siempre le han gustado los payasos auténticos. Los que son capaces como Garrik, de reír llorando.

Barrancabermeja, nuestro pueblo. creo, necesita payasos originales y no farsantes de salón como los que nos ofrece el descaecido «Partido Verde».

La dirigencia mediocre del Partido Verde con Juan de Dios y el «negro» Pérez, después de los acuerdos pactados en el barrio «25 de agosto», cambiaron mucho por nada. Como si avanzar y retroceder con engaños fuera lo mismo.

Este fue un acto de ingenuidad política que no significa sumisión al «jefe», sino falta de fuerza en la raíz del cabello para sostener la candidatura hasta el final.

Será que consideraron que ser «exitoso» más no «valioso» es tarea de sujetos productores de estiércol que aspiran únicamente a que todo se convierta en «eso», para garantizar su fuente de alimentación y que los demás tengan el cerebro lleno de lo mismo para que sus conciudadanos no puedan degustar nada diferente.    ¡Qué gran equivocación!

Para ponerme a la altura de estos «enemigos del pueblo», en ocasiones me han asaltado las ganas de vestirme de payaso, no para imitar estos «personajes» de pacotilla; tampoco para imitar el personaje del excelente cuento de Álvaro Cepeda, ni para copiar las falsas declaraciones de estos farsantes del Partido Verde, sino más bien, para invitarlos a decir otras cosas que en boca de un payaso tienen apariencia inofensiva.

Me gustaría vestirme de Clown para reírme de mí mismo. Yo les pregunto amables lectores.
¿Por qué no podría vestirme de payaso, cuando hay otros que sin vocación y sin nada, usurpan ese oficio…?

Uno ve cada rato payasos impostores en la plaza pública; los ve en el palacio Municipal; los ve en algunas Iglesias; los ve cuando se lanzan los premios por la Paz; los ve en los grandes Acuerdos Sociales por Barrancabermeja; los ve en las gobernaciones, en todas partes. No tienen arte. No basta con que se disfracen o rebusquen palabras.   No les luce.

Confieso que nunca había sido tan difícil escribir una columna como en esta ocasión, en razón a que recuerdo toda la dramaturgia matizada, o mejor, dramatizada de Juan de Dios Castilla con gestos angustiosos con los que pretendió asegurarse de que había hipnotizado a la manada de ignorantes que lo creyeron un hombre serio y de principios; hablaba con la boca, con las manos, con los ojos, con las cejas y con todo su cuerpo, pero no satisfecho, remataba como cualquier docente de vereda, con la peor de las muletillas:  «¿me hago entender?».

Con eso nos quieren seguir tramando… ¿me hice entender?

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AMILCAR GALINDO SANTOS es un ex concejal de Barrancabermeja, historiador barranqueño, ampliamente conocido en los círculos políticos del departamento de Santander y en la región del Magdalena Medio.
 

NOTA:
Las opiniones publicadas aquí son de exclusiva responsabilidad de su respectivo autor y no responden al pensamiento o punto de vista de Barrancabermeja Virtual.

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